Medio Ambiente

El Ganges occidental desemboca en Sanlúcar

El Guadalquivir es el segundo río del mundo con más residuos sólidos en suspensión y un tercio de su cauce está «biológicamente muerto», según el CSIC. El dragado sigue velando el debate sobre su conservación

En octubre de 2009 se presentó el ambicioso proyecto «Guadalquivir Turístico». En la imagen, Griñán y Monteseirín, ambos fuera ya de la escena política
En octubre de 2009 se presentó el ambicioso proyecto «Guadalquivir Turístico». En la imagen, Griñán y Monteseirín, ambos fuera ya de la escena políticalarazon

El Guadalquivir es el segundo río del mundo con más residuos sólidos en suspensión y un tercio de su cauce está «biológicamente muerto», según el CSIC. El dragado sigue velando el debate sobre su conservación

«El río está al borde del colapso». La noticia no es nueva porque esas palabras las pronunció el ex responsable del CSIC en Andalucía, Fernando Hiraldo, en febrero de 2011. En esa fecha se presentó el informe del organismo sobre el estuario del Guadalquivir, que incluía una valoración sobre el dragado de profundidad que reclama el Puerto de Sevilla. Cuatro años después, el debate único gira en torno al «sí» o «no» al dragado, sin que ninguna de las administraciones con competencias haya intervenido para frenar el grave deterioro de esta fuente de riqueza y medioambiental. «Un tercio del Guadalquivir está biológicamente muerto», reitera el CSIC, esta vez por boca de su actual coordinador institucional en Andalucía, Miguel Ferrer. «Tiene una cantidad de residuos impresionante, además de cobre no solo proveniente de la mina de Aznalcóllar, si no de la actividad agrícola, con muy poca cultura de respetar los márgenes del río», lamenta Ferrer. En su opinión, «eso unido a un manejo de los sistemas de presa no adecuados, hace que en determinadas épocas, el río se convierta en una especie de cola-cao espeso que impide que la luz penetre y haya vida. Eso no tiene que ver con el dragado». «Solo hay un río en el mundo con mayor cantidad de sólidos en suspensióndel mundo, que es el Ganges. Ése el verdadero problema», concluye.

Agricultores y CSIC están de acuerdo en un extremo: hay que salvar el río. Cada uno, sin embargo, tiene su propio punto de vista. «Se están limitando sus usos: puede servir como entrada de turistas, de agua de regadíos, incluso para inundar Doñana si no tuviera los niveles de contaminación que tiene. Pero tal y como hacemos ahora sólo sirve para regar y evacuar la actividad agrícola», critica el responsable del CSIC. «Los agricultores de toda la Ribera del Guadalquivir han cultivado los márgenes de forma ilegal. La ley dice que son de dominio público, pero la Administración que vela por ello no hizo los deslindes en su momento», insiste. Para los arroceros, que ocupan casi 36.000 hectáreas en ambas márgenes, el dragado de profundidad «quemaría» sus cultivos al permitir demasiada entrada de agua salada. Respecto a la ocupación ilegal, creen que la solución es «fácil»: «Que la Administración no permita que determinadas personas sin autorización siembren en dominio hidráulico público ni que esos señores roben agua del río sin pagar impuestos», reclama con indignación Manuel Cano, gerente de la Federación de Arroceros de Sevilla. ¿Y la contaminación del río? «Eso no es problema nuestro, compete al Gobierno», zanja.

Desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir giran la cabeza hacia la Dirección General de Costas, dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, o la Junta de Andalucía, con competencias en Doñana, por ejemplo, y se desligan de cualquier falta de control. La amalgama de administraciones responsables ha convertido la gestión del río en un «cola-cao» similar al que padece en su lecho y el dragado para aumentar 1,5 metros su profundidad ha engullido cualquier otro debate.

«Río de barro salobre,/¿sueñas con tu manantial?», le preguntaba Antonio Machado a un Guadalquivir hecho hoy de residuos peligrosos, lo que permitiría ampliar el verso: «río de barro salobre... e insalubre».