Enrique Miguel Rodríguez

El porvenir asegurado

La Razón
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Me he levantado, he abierto la persiana, he descorrido la cortina, y me he llenado de gozo: el tiempo seguía en plan salvaje. Con mi natural optimismo pienso que si el aire y la lluvia sigue azotando con semejante violencia, pongamos que hasta el viernes de Dolores, la Semana Santa será de las de no quedarse ninguna hermandad en su templo. ¿Se imaginan el número de suicidios, entre los capillitas con este tiempo durante nuestra semana más grande?

Otra cosa que me ha dejado muy tranquilo, por tener el porvenir asegurado, es lo que Izquierda Unida tiene en mente para Andalucía: un régimen como el venezolano. ¿A que se les ha quedado el cuerpo paralizado de la emoción? Supongo que para este gran devenir, Valderas, el actual líder, es un blando; para tan recios menesteres se requiere un hombre de la talla de Sánchez Gordillo. ¡Qué sin vivir hasta que este glorioso momento se produzca! Ya veo declarada la independencia, con el bello nombre de República Socialista de los Trabajadores Andalusí. El uso obligatorio del pañolón palestino, la guardia roja y verde garantizando que no se mueva una hoja; fuera los medios canallas, un periódico y una televisión, que se llamaran «libertad aunque sea con ira". Siguiendo el ejemplo del camarada Maduro, que ya ha comunicado, para felicidad de la humanidad, que Chávez será embalsamado para que tan glorioso revolucionario pueda ser contemplado por siglos, como se hace con Lenin, Mao y Ho Chimin. Tres santos laicos que otorgaron a sus pueblos las mayores cotas de libertad,donde nunca se pasó hambre y donde jamás ningún derecho fundamental fue violado. Aquí se mejorará, aprovechando ese atavismo de las procesiones, para crear las auténticas manifestaciones de la cultura popular, donde se permitirán hasta saetas. ¡Qué emoción ver por Placentines al señor de Leningrado, o al cautivo de Stalingrado, o ese misterio donde la zarina yace con Rasputin! ¡Qué futuro, que envidiarán todos los pueblos del mundo!, y está al alcance de la mano. Éste debe ser el primer milagro del líder bolivariano. ¡Dios mío qué pesadilla más tonta he sufrido!