Política

Femen valientes; valientes...

«Es deseable que estas señoritas comiencen a escoger mejor los destinatarios de sus ‘performances’»

«Es deseable que estas señoritas comiencen a escoger mejor los destinatarios de sus ‘performances’»

Lo más llamativo de Femen no son los pechos que sus activistas muestran a modo de lapidario sobre el que escribir sus eslóganes, pues convendrán que la exhibición del seno de mujer ha perdido interés desde los tiempos de María José Cantudo, ahora que en cualquier terraza te atiza un tetazo una mamá desinhibida. Lo que de verdad llama la atención de este movimiento de origen ucraniano es que su membresía está cuidadosamente escogida en un casting que desestima a las candidatas con sobrepeso, estrías, deficiente depilación e incluso busto pimentero. ¡Están todas buenísimas! También daba gusto mirar a las dos ninfas que se tiraron el sábado en Málaga sobre Albert Rivera, con quien discrepan en la subrogación uterina pero coinciden en el mimo estético a la hora de escoger al hembraje de su entorno. Va a ser verdad que los extremos se tocan. Huyó el mozo de las muchachas en cueros como el gato del agua hirviendo, justamente él, que debutó en los carteles electorales como Dios lo trajo al mundo. Ha llegado a la edad del pudor como es deseable que estas señoritas comiencen a escoger mejor los destinatarios de sus «performances». El ardor contestatario posee valor cuando se ejerce con riesgo para la propia integridad. Tendría enorme mérito sacarle las domingas en la mezquita al imam que no distingue en su prédica ¡¡ni en su vida cotidiana!! entre su esposa y una cabra o plantarse con las tetas al aire en el asentamiento chabolista mientras un patriarca concierta la boda de una niña de once años, sólo que no hay... ovarios. Pero, claro, ni el musulmán ni el gitano son de aguantarles insolencias a las mujeres; tampoco de poner la otra mejilla como los católicos o esta derecha posmoderna, víctimas predilectas, por inofensivas, de estas valientes de Femen. Valientes mamarrachas.