Andalucía
La inestabilidad prende en el Plan Infoca
El operativo suma cuatro veces más eventuales en seis años, un colectivo en precario que reclama más estabilidad laboral para «cubrir todos los retenes en invierno» y realizar labores preventivas en los montes
«El dispositivo está totalmente desmantelado». Así resume a LA RAZÓN un bombero forestal el estado actual del Plan Infoca, desde el punto de vista laboral, en plena alerta por incendios en la región. Un operativo compuesto por casi 2.500 efectivos, integrados en la Agencia de Medio Ambiente y Agua (Amaya), a los que hay que sumar un millar de empleados eventuales, un colectivo «en precario» que es el que, en definitiva, propicia la extinción de los grandes fuegos que tienen lugar en verano. La inestabilidad laboral continúa en aumento. Tanto que, tal y como aseguran fuentes de la plantilla, en los últimos seis años se ha multiplicado por cuatro el número de eventuales, con diferentes contratos de diversa duración.
El colectivo que tiene unas condiciones más o menos estables es el de los fijos discontinuos. Llevan dos años encadenando contratos de seis meses de manera alterna, aunque antes soportaban una situación peor, con contratos de cuatro meses. Ahora, la mayoría, entran a trabajar el 15 de mayo y terminan el 15 de noviembre, incluyendo los meses de mayor riesgo de incendios.
Sin embargo, la peor parte se la llevan los trabajadores que van sumando contratos de una semana o 15 días. «Te llaman para ir a Almería, aceptas y entre que te tienes que pagar el alquiler de una vivienda y el desplazamiento al final pierdes dinero», sostienen, al tiempo que matizan que los empleados, pese a todo, «están comprometidos y apuestan por el dispositivo». En este punto, señalan que «entendemos que haya contratos de corta duración por bajas puntuales, pero hay vacantes todo el año que siguen sin cubrirse».
Las mismas fuentes aseguran que, debido a las prejubilaciones y otras salidas, quedan vacantes cada año algo más de un centenar de plazas en la plantilla de bomberos forestales de Amaya y desde el año 2010 solo se han estabilizado 42 puestos, precisamente los que sacó el año pasado la agencia. ¿En qué se traduce esta política laboral en el plan? «Hay retenes con dos o tres personas en invierno. Cuando hay una emergencia hay que empezar a unir grupos de diferentes sitios para completar un operativo más o menos eficaz».
Precisamente, los eventuales también reclaman una mayor participación todo el año para, por ejemplo, realizar tareas preventivas en los montes, la eterna asignatura pendiente para evitar los incendios que prenden en verano. «Los fuegos también se apagan en invierno; los montes están abandonados y al final todo influye». Igualmente, en zonas especialmente secas, como en Almería, son habituales las llamas en invierno o primavera, junto a otro tipo de emergencias, y los retenes «no están completos».
Mientras, la conflictividad laboral sigue instalada en la plantilla a cuenta del principio de acuerdo alcanzado entre los sindicatos CC OO y UGT con la dirección de Amaya sobre el borrador del nuevo convenio colectivo, que no convence a gran parte de los trabajadores. De hecho, vienen celebrando encierros en numerosos centros de defensa forestal (Cedefos) para reclamar un convenio «digno» que se ajuste a la realidad del sector.
Según apunta el secretario general de CGT en Amaya, Javier Sánchez, «queremos que ambas centrales vean que el sentir de los trabajadores es que no queremos este convenio». Sánchez señala algunas «lagunas» del documento, como la exclusión de la antigüedad de los empleados. «En el último convenio de 2007 nos la congelaron y todas las agencias públicas de la Junta la contemplan, menos Amaya». También pone el acento en las 60 guardias de 24 horas que incluye el borrador, lo que «dificulta la conciliación familiar». Además, reclama una mayor flexibilidad de cara a las jubilaciones anticipadas y pone como ejemplo una nueva definición de los coeficientes reductores.
En cuando a los salarios, denuncia que la subida que se contempla «es mínima», incluyendo en el mismo montante el transporte, la disponibilidad y los pluses de nocturnidad. «Escalonadamente, de aquí a tres años, podremos llegar a los 150 euros netos de subida».
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