Sevilla
La Junta renueva el aire acondicionado en sus sedes mientras lo niega a los colegios
En plenas protestas por el calor en las aulas públicas, hay centros que tampoco tienen calefacción para el invierno
En plenas protestas por el calor en las aulas públicas, hay centros que tampoco tienen calefacción para el invierno
Las clases son «fundamentalmente en invierno». Ese argumento simplista está sirviendo a la Junta para llevar dos años menospreciando las protestas de padres y alumnos sobre la situación insoportable de mucho colegios, donde las temperaturas superan de largo los 30 grados durante la mañana. Un argumento que incluso plasmó en el Plan de climatización y eficiencia energética elaborado este año, donde admite que la casi la totalidad (98%) de los centros no cumplen los requisitos básicos de edificación, al haberse construido antes de 2006. El razonamiento de la Consejería de Educación se desvanece en este caso porque la mayor parte del curso transcurre en los meses de más frío.
Cuando se vaya el calor, emergerá el problema contrario: la falta de calefacción, un hecho que también ha provocado protestas en cursos anteriores. Las actuaciones de Educación evidencian que todavía hay colegios en los que los niños pasan el invierno sin calefacción: en 2017 y 2018 se instalaron o mejoraron sistemas en 29 centros. Capítulo aparte merecen las aulas prefabricadas que se instalaron para ampliar colegios temporalmente y que continúan instalándose, como reconoce Educación pese a la teórica política de eliminación total que sigue desde 2015. En ese tiempo, se han suprimido más de cuatrocientas –entre 2015 y 2016 se retiraron 206, en 2017 otras 185 y este año se eliminarán un centenar más–. Doscientas más siguen en uso y algunas, pese a ser instalaciones supuestamente efímeras, han cumplido en algunos casos más de una década. Esto provoca que en muchos casos los niños asistan a clase en construcciones obsoletas y no acondicionadas para temperaturas extremas, sean de calor o de frío.
El esfuerzo se está centrando en crear espacios de sombra en los patios o cambiar ventanas para reducir el gasto energético pero alcanza a muy pocos centros; contra el calor, los ventiladores de pared son el principal arma, una medida claramente insuficiente por su número y efecto para aliviar a los pequeños en aulas de un tamaño excesivo para su alcance. En el citado plan de climatización, la Consejería admite que «la normativa no impide la utilización de medios mecánicos de climatización si se consideran la opción más adecuada». Una opción residual para los colegios, que sin embargo ni la Junta ni Educación niega a ninguna de sus sedes administrativas. Basta acudir a cualquier edificio público para comprobar la diferencia de temperatura con el exterior. No se escatiman medios en este sentido, incluso construyendo edificios inteligentes con las últimas innovaciones tecnológicas, como puede ser la sede de la Consejería de Fomento y Vivienda en Sevilla, diseñada por el prestigioso estudio Cruz y Ortiz, cuyo coste superó los 17 millones de euros. La Junta se ampara en el ahorro futuro que supondrá la concentración de entes en un mismo edificio para defender proyectos de última generación donde ni siquiera se discute si debe disponer de climatización. La sede de la Delegación territorial de Fomento y Vivienda en Jaén renovaba sus aparatos de aire acondicionado en abril con un coste de 22.000 euros; al mantenimiento de los aparatos de la biblioteca y el Archivo Histórico de Málaga ha destinado 27.000 euros. Gastó otros cincuenta mil euros en renovar estas instalaciones en el Consejo Audiovisual, en junio pasado. Y prepara otros doscientos mil euros para cambiar la climatización en una sede de una agencia en Málaga. Eso solo rastreando en su perfil del contratante los últimos meses. Los ejemplos de la política dispar que mantiene la Junta en este tema son extensos y ponen de manifiesto su contradicción. La realidad es que colegios e institutos deben conformarse con ventiladores, en el caso de que los tengan y funcionen. Aunque la consejera de Educación, Sonia Gaya, niega la desatención en este ámbito, las asociaciones de madres y padres (Ampas) de muchos centros han tenido que atender peticiones de colegios para comprar ventiladores –pagados por los padres– y hacer así frente a las olas de calor que se repiten cada curso.
La consejera se ha limitado a desgranar en sus comparecencias parlamentarias las inversiones realizadas y previstas sobre climatización, pero no ha detallado el resultado de la encuesta realizada a los centros donde debían detallar las deficiencias que hubieran detectado.
Hace dos cursos, un plan de choque permitió acondicionar 57 centros; en este, los «agraciados» serán 156. En total, no alcanza al 5% de los 4.500 colegios e institutos públicos que hay en Andalucía. Es la única información proporcionada al respecto, destacando el gasto de 17 millones para el próximo año, con otras doscientas actuaciones.
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