Andalucía
La Résistance
«Los niños criados bajo el signo de La Bola de Cristal y Barrio Sésamo no se ponen de acuerdo»
«Los niños criados bajo el signo de La Bola de Cristal y Barrio Sésamo no se ponen de acuerdo»
Con la huida hacía adelante de Pedro Sánchez nos embarcamos los españoles en una hazaña más peligrosa que la primera circunnavegación de la Tierra por Magallanes y Elcano. Peor, porque las bodegas no van llenas de víveres y los puertos aparecen en el horizonte bajo la bandera de la hostilidad: Brexit, guerra económica entre China-EE UU, inestabilidad en Oriente Medio, desaceleración alemana, malas previsiones de crecimiento; en fin, vienen tormentas y según la OCDE peores que la de la crisis de 2007. Mientras tanto, sin querer levantar la cabeza, sin dejar de mirarnos el ombligo buscando escaños, ministerios y vicepresidencias, la nave hace aguas bajo el signo del 10-N y la política ficción la protagoniza esta nueva generación de políticos nacidos al calor de los 80. La primera hornada de quienes sólo conocieron la democracia funciona peor, mucho peor, que la de los que se jugaron los cuartos, de verdad, en los años de la dictadura franquista. Los niños criados bajo el signo de Barrio Sésamo y La Bola de Cristal no saben ponerse de acuerdo para tomar el pulso a la demanda de los españoles en las urnas y culpar al contrario de no dar con la tecla y volver a intentarlo hasta que a cada uno le salgan las cuentas. Es comprensible en personajes de la talla de Sánchez, que acusa a toda la oposición de su fraude, mientras exige a los españoles una mayoría que le permita ser presidente sin contar con el resto de la cámara. En el PSOE callan todos y asienten cuando habla el líder, aplauden sus alocuciones y abuchean las críticas y reproches de la oposición. Es sorprendente que nadie le indique al rey que va desnudo, ni Borrell, ni Calvo ni Ábalos, al que le han «robado el voto». En plena ola, Juan Marín, deslizó una frase como quién no quiere la cosa al hilo de los futuros nubarrones delante del sector del cine. «Aquí resistimos bien». Ojalá se refiriera a la fortaleza democrática ante la vorágine populista que otea ya el 10-N y no a la capacidad de los andaluces de soportar otra crisis económica de la que Sánchez se olvida. En «La Résistance» no había nombres propios, ni hubo para acabar con el «susanismo».
✕
Accede a tu cuenta para comentar