Sevilla

Maeztu corrige a Chamizo defendiendo el «noble oficio de la política»

Jesús Maeztu y José Chamizo, su predecesor en la Defensoría del Pueblo Andaluz, ayer en el Parlamento
Jesús Maeztu y José Chamizo, su predecesor en la Defensoría del Pueblo Andaluz, ayer en el Parlamentolarazon

El nuevo Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, tomó ayer posesión de su cargo en el Parlamento con una postura distinta a la de su predecesor, José Chamizo. Lo hizo con un alegato al «noble oficio de la política» y comprometiéndose a que desde su institución se logre el «brillo de la transparencia y que la limpieza de la ética atraviesen toda la cosa pública».

Unas palabras que contrastan con las críticas que Chamizo ha vertido sobre la clase política en los últimos meses de su mandato, en los que llegó a asegurar en sede parlamentaria que «la gente estaba hasta el gorro» de los políticos. Es más, en la rueda de prensa posterior a conocer su relevo tras 17 años en el cargo aseguró que «estamos en un momento crítico del sistema democrático, ya que la gente no se siente respaldada por aquellos a los que ha elegido». Sin embargo, Maeztu señaló que será un «colaborador leal y a la vez crítico de la Administración» y que sobre todo, estará en la calle y al lado de «los más vulnerables». En este sentido, afirmó que quiere «seguir en la brecha para ayudar a salir de la crisis y que no se queden atrás los de siempre». En su toma de posesión, agradeció la unanimidad de los partidos políticos en su elección y dejó claro que su hoja de ruta es la misma que la que ha llevado estos años como Comisionado para el Polígono Sur de Sevilla: «Escuchar el grito de la calle» y «acompañar a las personas más vulnerables».

Para lograrlo, destacó que es necesario una política de consenso entre las fuerzas políticas así como «una cultura del diálogo» entre las distintas administraciones», por lo que se comprometió a contribuir, «con la necesaria humildad», a conseguir que «todos» sean conscientes de que «remamos en el mismo barco», es decir, en la defensa de los derechos y libertades de los andaluces y en la protección de las «conquistas sociales conseguidas».

Maeztu adelantó que quiere que sea una institución «cercana» a los andaluces que debe dar una respuesta «ágil y eficaz». Algo que sólo es posible si las administraciones colaboran. En este punto, reivindicó «el valor y la preeminencia de la política como trabajo honesto y comprometido» en pro de la cosa pública, de manera que apostó por la «transparencia y la ética» en la labor de las instituciones públicas.

De su lado, Manuel Gracia, presidente del Parlamento andaluz, calificó la función del defensor como «fundamental» y puso de relieve que «se abre un tiempo nuevo» en el que habrá que dar respuesta a los problemas de la sociedad andaluza actual.