Sevilla

Miguel Marín, Director de Flamenco Festival: «El sufrimiento no es lo mismo que la profundidad»

«La pureza, que se asociaba al mantenimiento de los cánones del pasado, ahora ha cambiado y es todo lo que se hace con honestidad»

Miguel Marín, delante del cartel
Miguel Marín, delante del cartellarazon

ste miércoles arranca en Londres una nueva edición de Flamenco Festival en el Sadler’s Well bajo el lema «Mujer y creación». Se trata de la XV edición de un certamen que en marzo llegará a Nueva York y Miami de la mano de Miguel Marín, director y fundador de una cita que con casi 20 años y más de 250.000 espectadores a sus espaldas a ambas orillas del Atlántico.

–¿Por qué le fascina tanto el flamenco al público de Londres y Nueva York?

–Bueno, yo diría que más que fascinando, les fascina aún más ahora porque hay un cambio en la sociedad actual. Con tanta tecnología y tanto entretenimiento, no hay mucha oportunidad de sentir, y eso es algo que tiene el flamenco. Permite vivir unas experiencias muy fuertes para que el público vaya y sienta algo de verdad. El flamenco tiene la fuerza y la honestidad del sentimiento, eso es algo que más que hace 30 años no era fácil de encontrar pero que es esencial al flamenco. Por eso creo, que tiene tanto éxito en fuera de España.

–Porque el público que va a estos estos espectáculos no es el «guiri» que va a buscar un tablaíto.

–(Silencio) Pueden haber venido a ver un tablao..., pero lo que determina la respuesta del público es el espacio en el que se desarrolla. En Londres es en el Sandler’s Well, que es el teatro más importante de danza en la capital británica con lo que el público que asiste es aficionado a la danza. Entonces un día van a ver a danza clásica y al día siguiente a Eva «La Yerbabuena» y eso marca la diferencia. En Nueva York, pues el espacio de la música es el Carnegie Hall, que es la principal sala de conciertos, donde un día hay música barroca y al día siguiente Carmen Linares o Arcángel.

–Ya no van buscando a los tres gitanitos dando palmas. Ha habido una educación del público.

–Desde luego. En esta edición nos centramos en romper los tópicos porque hay muchos prejuicios y muchas ideas preconcebidas, las hay dentro de España así que imagínate fuera, porque el conocimiento que puedan tener es muy sesgado, de haber venido a Sevilla a un tablao o con la idea romántica que se tiene de los andaluces. Hubo un tiempo en el que el director del teatro quería contratar a los artistas como si se vendieran al peso.

–Tres bailaores y dos tocando las palmas al fondo.

–Hay mayor conocimiento y además saben que cuentan una trayectoria individual del artista. El que vino a ver a Rocio Molina en el año 2001 lo hizo cuando ella era parte del cuerpo de baile de María Pagés, pero al año siguiente lo hizo como intérprete principal junto a Manuela Carrasto e Israel Galván. Al siguiente, con su propio espectáculo. Esa evolución es muy interesante porque el público quiere seguir y saber cómo va la trayectoria de cada uno.

–Usted estará loco de contento cuando ve a todos estos nombres en los carteles de los principales teatros de Nueva York.

–Pues la verdad es que sí, estoy muy orgulloso porque cuando llegué allí apenas había flamenco en ningún sitio. Además, ver cómo triunfan en la actualidad, con lo que el mérito tiene mucho que ver con ellos, que son los que han permitido que esto se continue. Si la gente va y no le gusta, pues imagínate. Allí la sensación que tienes es que asistes a una noche histórica, porque estás en un sitio legendario. El público no te conoce ni te entiende, porque piensa que el 80% de nuestro público no habla español y lo que perciben es la emoción, no entienden las letras, pero llegan a la verdad.

–También los flamencos han cambiado mucho...

–Una parte se ha profesionalizado y luego tienen la experiencia de viajar por todo el mundo. De cara la creación, creo que ha habido una mayor libertad, ya se atreven a explorar nuevas visiones sin el miedo a contaminarse, a dejar de ser puro. El artista que debe estar encorsetado a la tradición nunca podrá encontrarse a sí mismo. Lo importante ahora es que hay una mayor libertad para buscar el camino y para ser honestos con ellos. La pureza, que se asociaba en tanto que mantenía los cánones del pasado, ahora ha cambiado y es todo lo que se hace con honestidad. No creo que lo puro sea lo que te ata al pasado, si ese pasado no te pertenece.

–Hay letras que son...

–Hay letras del flamenco que se tendrían que prohibir, que dejen decirse cosas que no nos corresponden, no es prohibir, es ser conscientes de que se hacen cosas que no son nuestras.

–¿Qué canta hoy el flamenco?

–Esa es la clave... ¿qué se canta? Pues, pienso que se está perpetuando una forma artificial. El sufrimiento no tiene nada que ver con la profundidad.