Asuntos sociales

Secretos y esperanzas del nuevo cabrero

La Escuela de Pastores de Andalucía vuelve a la montaña en la Sierra de Grazalema

La escuela busca dar relevo a una profesión milenaria que está en franco retroceso
La escuela busca dar relevo a una profesión milenaria que está en franco retrocesolarazon

La soledad de la montaña puede ser la única salida, espiritual y monetaria, para los que ya no encuentran su sitio entre la vorágine diaria de buscar un puesto de trabajo o en el malabarismo malsano de hacer piruetas sobre el alambre para no perder el empleo que ya se tiene. Quizás ésa es la razón para que 22 personas vivieran ayer su primer día en la Escuela de Pastores de Andalucía.

Se trata de una iniciativa de la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente que busca dar el relevo generacional a una profesión milenaria. La cita ha sido en Grazalema, donde se crían algunas de las razas de oveja y cabra más famosas de las mesas de los restaurantes «cool» de la nueva cocina. Cuando los gurús de la crítica gastronómica hablan de arroz con sepia a baja temperatura al queso payoyo, olvidan que para que tengan ese manjar delante de sus narices alguien tiene que subir y bajar todos los días la manga de Villaluenga del Rosario en busca de pastos. A eso es lo que se quieren dedicar estos alumnos que huyen del «mundanal ruido» para «seguir la senda» que lleva a aprender cómo reconocer a las ovejas madre, los distintos sonidos de los cencerros, cuándo va a parir una cabra, cómo esquilar o solucionar problemas caprinos en plena montaña. En la comunidad andaluza cada día hay 20.000 pastores, que además de ganarse la vida, realizan una labor de conservación de la naturaleza impagable y que necesita asegurarse su futuro.