Sevilla

«Spiriman» planta cara a Díaz en su feudo

Reúne a más de 18.000 manifestantes en Sevilla contra los recortes sanitarios y acusa a la Junta de «delinquir de forma contumaz»

Vista de la manifestación a su paso por la avenida de la Constitución
Vista de la manifestación a su paso por la avenida de la Constituciónlarazon

Desde el 16 de octubre de 2016, cuando Jesús Candel «Spiriman» convocó la primera manifestación en Granada contra la fusión hospitalaria, el panorama político nacional y regional ha sufrido cambios sustanciales. Hay un nuevo inquilino en la Moncloa y en el Gobierno andaluz hay caras nuevas. No obstante, el PSOE sigue instalado en el palacio de San Telmo, sede de la Presidencia de la Junta de Andalucía. La marea ciudadana que lidera el médico de urgencias, un movimiento sin precedentes en la comunidad autónoma, propició algo que parecía imposible: el relevo del titular de Salud y de la cúpula del Servicio Andaluz de Salud (SAS). Un auténtico quebradero de cabeza para la presidenta de la Junta, Susana Díaz, que insiste machaconamente en que la sanidad es la «joya de la corona» de la Administración, aunque en este último año y medio hayan quedado al descubierto los déficits asistenciales y los recortes, con manifestaciones que se han multiplicado por las principales capitales andaluzas.

Ayer, «Spiriman» consiguió un nuevo hito en su particular lucha contra la corrupción en la sanidad pública. Reunió a más de 18.000 personas, según estimaciones de la Policía Nacional, en su primera manifestación en Sevilla para exigir a Díaz, en su feudo, el fin de los «recortes encubiertos y las privatizaciones» en un ámbito instalado en una escalada de deterioro. El baile de cifras está servido, puesto que la organización habla de 50.000 manifestantes y otras fuentes oficiales rebajan la cifra a 10.000. Se movilizaron más de un centenar de autobuses, venidos principalmente desde Granada y Huelva, aunque a la marcha se sumaron otros colectivos que no tenían nada que ver con la sanidad, aprovechando así el «tirón» popular del facultativo.

El grueso de la manifestación partió de la Plaza Nueva y acabó en la Puerta de Jerez, junto al Palacio de San Telmo. Fue en este punto donde se recrudecieron las críticas, con gritos de «Susana dimisión». Dos kilómetros de descontento e indignación. Un goteo de pacientes y profesionales que duró casi una hora, si se contemplaba la marcha desde un único punto. La llegada de «Spiriman» a la Plaza Nueva tuvo tintes mesiánicos, pero en vez de palmas eran plumeros, para limpiar la corrupción, los que se agitaban a su paso. Todos querían abrazar y besar a un líder que se ha hecho fuerte en las redes sociales. Sus videos se «viralizan» en cuestión de minutos y sus críticas siguen escociendo mucho en los despachos oficiales. La marcha apenas podía avanzar porque era aupado por sus incondicionales para que grabara videos con su palo «selfie». En los laterales, todos los móviles apuntaban hacia él.

La protesta tuvo un primer punto caliente en la avenida de la Constitución, frente a la sede del SAS. «Ahí está la cueva de Alí Babá», se escuchaba, junto a otras consignas como «Susana, escucha, estamos en la lucha». Mientras, voluntarios de la asociación «Justicia por la sanidad» repartían octavillas en las que se recordaban los plazos máximos de respuesta sanitaria: 60 días para una cita con un especialista, 30 para una prueba diagnóstica y 90, 120 o 180 para una intervención quirúrgica, según la patología. Pertenecer al colectivo «sólo cuesta un euro al mes», decía un voluntario. «Si piensas diferente a lo que pone aquí, mientes», sentenciaba.

Tuvo tiempo «Spiriman» para hacer balance de lo ocurrido hasta ahora. «Esto nació de un desastre en Granada, a partir de una fusión que se cargó nuestros hospitales». Luego, «una movilización ciudadana revirtió la situación y este descontento se extendió por el resto de Andalucía espontáneamente». También defendió la labor de la asociación que creó: «Hemos denunciado al Gobierno de la Junta como una organización criminal que delinque de forma contumaz», subrayando que los jueces han dictado «más de 1.000 sentencias con todo el 'pifostio' que se ha liado con los nombramientos ilegales».

Lamentó igualmente que «los que nos llevaron a la fusión en Granada siguen estando ahí, y a una la han hecho hasta ministra de Hacienda», en referencia a María Jesús Montero, que fue precisamente consejera de Salud y de Hacienda. Pese a todo, se mostró satisfecho con la respuesta ciudadana. «Cada vez más personas son conscientes de que no tenemos que depender de los partidos políticos para reclamar lo nuestro», señaló, no son antes denunciar el «canallismo y golferío» de la clase política. Según sus estimaciones, la Junta dejó de invertir en sanidad un total de 1.570 millones de euros desde 2008 hasta 2014, por lo que «tenemos un sistema sanitario que está a la cola de Europa».

En su encendida crítica a la gestión sanitaria no dejó atrás las subastas de medicamentos. «El vademécum tiene 13.000 y en Andalucía sólo disponemos de 530». «La Junta compra medicamentos a las cooperativas y ahí hay una estafa tremenda, un sistema que la señora Montero parece que quiere instalar ahora en el resto de España», lamentó.

También se situó en la cabecera de la manifestación Julia Paloma Hergueta, presidenta de la asociación «Huelva por una sanidad digna», un colectivo que ha convocado cinco marchas para reclamar mejoras sanitarias y cuyas reivindicaciones siguen cayendo en saco roto. «Somos la Cenicienta de Andalucía, la que tiene menos recursos», aseguró, además de subrayar que «nos siguen engañando diciendo que está todo solucionado, y no es así». Hergueta recordó que, a diferencia de Granada, la fusión onubense no se ha revertido y citó algunas de las necesidades más urgentes: un hospital materno infantil, una unidad del dolor o la apertura de los chares construidos y que siguen cerrados, como el de Lepe. «Esto es una carrera de fondo y estamos dispuestos a salir a la calle mientras tengamos el apoyo de la gente».

La marcha contó con poca presencia de políticos. El portavoz de sanidad de Podemos, Juan Antonio Gil, aseguró que «esta contestación popular dice a Díaz, de forma clara, que éste no es el modo de tratar a los andaluces».

Álvarez presume de inversión en sanidad

Lejos de reconocer el descontento ciudadano, expresado ayer de forma contundente en la masiva marcha de Sevilla, la consejera de Salud, Marina Álvarez, presumió de la inversión en sanidad de la Junta: «Recibe uno de cada tres euros del presupuesto de la comunidad este año». Álvarez defendió que el Gobierno andaluz «ha dado pasos innegables en su apuesta por la sanidad pública», destacando los más de 9.000 millones consignados en los presupuestos, «un 20% más en los últimos cuatro años». Además, durante la crisis «aumentó la cartera de servicios, se abrieron infraestructuras y se dio respuesta a colectivos vulnerables».