Junta de Andalucía
Susana Díaz cierra 2017 admitiendo, ahora sí, «algún problema» en la sanidad pública «no está exenta de algún problema»
La presidenta andaluza mantuvo su tono estadista y conciliador con el futuro de Cataluña en su discurso de fin de año
El año que hoy acaba, políticamente, ha sido el año de las «mareas blancas». Rara vez la sociedad andaluza muestra tanta unanimidad. La precariedad de la sanidad pública ha provocado manifestaciones en todas las provincias, obligando a la Administración a rectificar con las fusiones hospitalarias, por ejemplo, pero nunca la presidenta de la Junta había admitido la crítica situación. Es más, Susana Díaz ha reducido una y otra vez a una «campaña de desprestigio» política la percepción generalizada que hoy tiene la ciudadanía de la mal llamada «joya de la corona». Desde Córdoba, la jefa del Ejecutivo andaluz, en el mensaje de fin de año, admitió ayer al fin que nuestra sanidad pública «no está exenta de algún problema». Eso sí, sin dudar que sigue siendo «un orgullo y una garantía para todos los andaluces». Por lo demás, fue un discurso reivindicativo para resaltar que «ocho de cada diez euros de los andaluces se invierten en sanidad, educación y atención a la dependencia», un enorme esfuerzo muchas veces «en solitario» pues Andalucía «está claramente discriminada» en la financiación de la comunidades autónomas. Y una alocución en la que Díaz mantuvo el tono conciliador con el futuro de Cataluña desde su perfil estadista, porque «fuera de las leyes no encontraremos nada bueno» y sin olvidar que «es mucho más lo que nos une que lo que nos separa».
Díaz aboga por abrir una «nueva etapa» de «convivencia cívica» que ponga «fin a tantas desventuras y enfrentamientos» desde el respeto a las leyes. La presidenta defendió la relevancia de Andalucía en esa «singladura de cambios» que «necesita» España para «mejorar, nunca para derribar lo conseguido» por los españoles. Un papel destacado, precisamente cuando se han cumplido 40 años del 4D, en la lucha por una «igualdad de derechos y de oportunidades» como «condición imprescindible para una convivencia que se asiente en la evidente diversidad de España». La presidenta hizo referencia a la importancia de un nuevo modelo de financiación para asegurar el Estado de Bienestar.
Su alocución incluyó una apartado especial en la necesaria lucha por la igualdad entre el hombre y la mujer y la obligación de «destinar de inmediato todos los recursos» posibles «contra el terrorismo machista, incompatible con el concepto de una sociedad decente».
Díaz señaló que «2017 ha sido un año bueno para Andalucía», con «estabilidad política, crecimiento económico –récord de exportaciones–y creación de empleo –160.000 parados menos que hace un año–», aunque admitió que ese «dinamismo económico» debe «trasladarse más rápido» a la ciudadanía. Los más de 800.000 parados no aparecieron en el discurso hasta casi el final del mismo, con especial mención para los jóvenes «que está realizando un gran esfuerzo para formarse y preparar su futuro». Un futuro que pasa por la «fuerza de voluntad» de empresarios y autónomos.
En un año duro para el campo por la sequía y el desgarrador efecto del fuego –el entorno de Doñana da fe–, tuvo palabras de aliento a los trabajadores del Infoca y un guiño final a agricultores y ganaderos . «Que sepan que la Junta está de su lado, que vamos a tomar las medidas necesarias con el medio rural, del que nos sentimos especialmente orgullosos porque forma parte de nuestro ADN». En la Andalucía rural el PSOE mantiene su fortaleza electoral desde hace décadas.
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