Sevilla

Transparencia diocesana

La Razón
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El arzobispo Asenjo hizo publico, como si fuera Montoro, los números de la Archidiócesis. Dos aciertos: la transparencia, tan solicitada por muchos, sobre todo por los que no la practican; y en estos tiempos duros mantener razonablemente saneado un territorio tan amplio de la Iglesia. La gran alegría de Don Juan José es que el 43% de los sevillanos marcó la casilla del IRPF a favor de la Iglesia. Casi diez puntos por encima de la media nacional. Teniendo en cuenta el gran número de parados y ser la capital de una autonomía gobernada por una coalición de socialistas y comunistas es un gran éxito que yo achaco en gran parte a las hermandades. Sería raro que el hermano de una cofradía no quisiera que la pequeña parte que se destina a obras sociales no fuera para la Iglesia. Por eso siempre es bueno no tener ninguna prevención con estas entidades, dejando siempre claro que la última palabra será siempre la del arzobispo titular. Recuerdo que una vez, en una conversación distendida con un prelado, le decía que en España ni el Estado tenía más locales que la Iglesia; y que sus «tiendas» se dividen en dos: las que tienen una hermandad o varias y las que no. Las primeras, suelen tener muchos más clientes. Se sorprendió el religioso por el símil, pero reaccionó con humor y dijo que entendía el mensaje. Otro ejemplo que da la Iglesia. De acuerdo a lo recaudado en la Archidiócesis a través de las declaraciones de Hacienda, a Sevilla le corresponderían once millones de euros, sin embargo, sólo recibe cinco millones. El resto se reparte entre las diócesis con menos ingresos. En este campo, la capital andaluza está en un nivel positivo, cosa, no muy frecuente. Los políticos, sobre todo autonómicos, tendrían que tomar ejemplo, que siempre están con «el yo doy más que recibo» o «aquella autonomía debe callarse» porque sobrevive gracias a nuestro dinero. La mayoría de las veces lo hacen sin razón, porque no cuentan que sus productos se venden fueras de sus mezquinas fronteras o que ciertos «IVAS», que reciben son generados por los pobres desarrapados a los que mantienen. La Iglesia reparte hasta el 55% de lo que recauda en Sevilla y todavía no he visto a monseñor Asenjo protestando por tan desigual trato, como él dice, se trata de una comunicación cristiana de bienes.