Barcelona
28-A: cambio de orden
ERC puede coger el timón del «procés» y el PSC se sitúa en condiciones de ganar 11 años después. La irrupción de los presos desde Soto del Real y el estreno de Cayetana Álvarez de Toledo han centrado una campaña muy polarizada
ERC puede coger el timón del «procés» y el PSC se sitúa en condiciones de ganar 11 años después. La irrupción de los presos desde Soto del Real y el estreno de Cayetana Álvarez de Toledo han centrado una campaña muy polarizada.
Cataluña vuelve a las urnas después de las elecciones del 21 de diciembre del 2017 derivadas del 155 con varias novedades tras el estallido del «procés»: Esquerra puede convertirse en el nuevo «pal de paller» del soberanismo y adueñarse del centro del tablero político en detrimento de la lista de Carles Puigdemont; el PSC vuelve a estar en condiciones ganar unos comicios 11 años después de su última victoria (2008); y la antigua Convergència está cerca de su peor resultado de siempre y de pasar a ser una fuerza irrelevante en el Congreso.
Sin embargo, el nuevo peso catalán lo dictaminará la correlación de fuerzas que alcance La Moncloa. Si suman las derechas, la intervención de la autonomía está más cerca. Si Sánchez llega con Podemos, Esquerra y JxCat han dicho que no habrá líneas rojas para negociar con el objetivo de acabar hablando de autodeterminación. Y si el PSOE no necesita los votos independentistas, la partida se jugará entera en Cataluña y tras el juicio del «procés». De hecho, la tónica dominante ha sido hablar mucho de Cataluña fuera de Cataluña, algo que también ocurrirá a partir de la jornada de hoy.
Aquí la campaña ha servido para confirmar tendencias sin provocar grandes movimientos sísmicos. La única salvedad ha sido la inesperada irrupción de los presos tras el visto bueno de la Junta Electoral Central en plena Semana Santa. Jordi Sànchez, Josep Rull, Jordi Turull (candidatos de Junts per Catalunya) y Oriol Junqueras y Raül Romeva (ERC) han ofrecido ruedas de prensa desde Soto del Real e incluso han participado en mítines de gran formato, un soplo de aire fresco para los independentistas. Ambas candidaturashan evitado atacarse frontalmente pese a la lucha soterrada de sus líderes (Carles Puigdemont-Oriol Junqueras), aunque sí se han cruzado algún que otro recado de forma pública: los republicanos defienden ser los más independentistas y la lista de Puigdemont usa la unidad y el 1-O para pedir el voto.
Espoleado por el viento a favor de los sondeos, el PSC empezó la campaña al ataque e identificó a ERC como principal rival a batir tras ver que los «comunes» no despegaban con Jaume Asens al frente pese a ganar en 2016. Sin casi nada que perder en Cataluña (lograron su peor resultado en 2016), los socialistas han repartido críticas por igual al bloque independentista y a la derecha y han exhibido músculo con Pedro Sánchez ante 4.000 personas en el pabellón de la Vall d'Hebrón esta semana. Eso sí, Meritxell Batet tampoco se ha atrevido a descartar públicamente los indultos a los líderes independentistas encarcelados, una de las cuestiones capitales de la campaña.
En la derecha ha irrumpido con fuerza Cayetana Álvarez de Toledo, la gran novedad de las listas al Congreso y la voz más vehemente contra el independentismo, los presos y las cesiones de Pedro Sánchez a JxCat y ERC. Suyas son varias de las forografías previas al 28-A: el «escrache» en la Universitat Autònoma de Barcelona, el jersey amarillo en TV3 y un lugar preferente junto a Pablo Casado en el nuevo PP. También ha logrado eclipsar a Inés Arrimadas (Cs), más pendiente en varios momentos de su papel como «dos» de Albert Rivera que de su candidatura en Barcelona.
La incógnita es saber cómo penetrará el «factor Vox» en Cataluña (y fuera de ella).
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