Argentina
Alan Pauls hace del dinero el antihéroe de su última novela
Henry James solía decir que el protagonista absoluto de «La comedia humana» de Balzac era un billete de 20 francos. La falta de dinero, el deseo de conseguirlo o el miedo a perderlo, esas eran las auténticas motivaciones detrás de todas las acciones de sus personajes. James no estaba ni mucho menos equivocado, no en vano a las novelas del autor de «Daisy Miller» les pasaba lo mismo, y a las de Zola, Dickens, Flaubert... Alan Pauls es el último en apuntarse a esta gran tradición literaria.
El escritor argentino acaba de publicar «Historia del dinero» (Anagrama), novela con la que cierra su trilogía centrada en la Argentina de los años 70, dedicada al sentimiento de pérdida. En esta ocasión, los protagonistas, títeres que se mueven bajo el capricho de ese villano de doble cara que es el dinero, son una familia de clase media, con una madre avara, un padre jugador y un niño que no entiende el valor mágico de un trozo de papel que te permite tener lo que quieras.
Horror de clase media
Según comenta Pauls, los protagonistas de la novela son auténticos adictos, cada uno a su manera, del dinero. El conflicto nace del choque de estas diferentes perspectivas. Intentar lidiar con este choque de trenes les convertirá en artistas de la plata. «Para ricos y pobres, los problemas son otros. La clase media es para quien el dinero es un problema todo el tiempo, o porque no se tiene lo que se esperaba, o porque se ha perdido. Siempre hay una relación histérica con el dinero», señala Pauls.
El propio padre del autor era jugador. No lo veía como un problema, ni lo mantenía en secreto, pero sí que era una perversión que no quería compartir con nadie. «Yo le pedía que me enseñase, al menos, a barajar las cartas con estilo, pero no quería. Aunque ni mucho menos podemos hablar de novela autobiográfica», asegura Pauls.
Lo que sí hay es mucho humor, no de carcajada, sino de reacción refleja, de histeria, como en los textos de Céline, Beckett o Kafka. «Son situaciones llevadas al extremo que provocan la risa más que el humor, pero una risa salvaje y descontrolada», afirma el escritor argentino.
La novela cierra la trilogía iniciada con «Historia del llanto» e «Historia del pelo», cuyo objetivo era buscar la fusión de la macrohistoria con la microhistoria, la gran vida pública con los pequeños problemas privados.
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