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Gastronomía

Auténtica cocina catalana con la opción de disfrutar de un patio único

Vivanda basa su oferta en el recetario tradicional y siempre acorde con la temporada

En este restaurante se recurre siempre a una misma filosofía, basada en la calidad de su materia prima, y la justa elaboración del producto
En este restaurante se recurre siempre a una misma filosofía, basada en la calidad de su materia prima, y la justa elaboración del productolarazon

Vivanda basa su oferta en el recetario tradicional y siempre acorde con la temporada.

Nació en marzo de 1983 como un restaurante con un toque gastronómico pero con el paso de los años y con el fin de adaptarse a las circunstancias, hace una década el restaurante Vivanda sufrió un giro en su enfoque gastronómico, para lo cual se fichó al chef Jordi Vilà, con una Estrella Michelín con el Alkimia.

«Fuimos de los primeros restaurantes en basar su oferta en las medias raciones; en ese momento ésta era una propuesta novedosa», señala Pep Tous, jefe de sala del Vivanda, un restaurante que basa su cocina en la «gastronomía tradicional catalana». «Es la cocina que hacía la abuela», indica para a continuación citar algunos platos clásicos muy recurrentes en su carta como el fricandó, las croquetas, elaboradas una a una a mano ‘in situ’, los canelones de pollo asado, el cap i pota o la tortilla de patatas 'bavosa' hecha al momento con huevo pasteurizado ... «Son recetas de toda la vida», concluye Tous, quien si bien admite que «no son platos estrella, sí que se trata de cocina tradicional», en la que el producto es protagonista.

«La materia prima es fundamental», asegura el jefe de sala y señala que «ha de ser un producto de calidad». Y es que en el Vivanda se elabora una cocina de sabores. «En el plato te encuentras lo que te has de encontrar», apunta Tous, quien también pone de relieve la importancia que adquiere en cocina la temporalidad del producto.

En este sentido, la carta del Vivanda cuenta con un apartado de platos del mes, el cual permite hacer variaciones en la oferta continuamente para atender así a la estacionalidad de la materia prima. «Consta de 5 o 6 platos que varían cada mes según el producto de la temporada y si podemos y queremos seguir ofreciéndolos más tiempo entonces pasan al apartado de platos itinerantes», que como define Jordi Vilà son «aquéllos que permanecerán en la carta durante una temporada según disponibilidad, clima y como sople el viento». Además, la carta cuenta con propuestas para picar y los platos de siempre, que van desde los entrantes, pasando por los platillos de pescado y carne hasta los más empáticos con las personas con alergias, intolerancias o amantes de lo vegano y vegetarianos, para acabar con una selección de quesos y los postres caseros. Y todo ello, pensado para compartir, de ahí la apuesta por las medias raciones.

En esta misma línea, la carta de vinos, que consta de una centenar de referencias, se basa principalmente en productos catalanes y también se adapta a la temporada. «Voy cambiando los vinos; por ejemplo, en invierno pongo más tintos y menos blancos y en Navidad amplío la oferta de cavas», explica Tour.

En definitiva, el restaurante Vivanda, con Nacho Hernando como jefe de cocina, basa su atractivo en una cuidada cocina catalana tradicional y de temporada, pero también en su espacio, concretamente su patio trasero. Se trata de un comedor al aire libre, protegido con una cubierta retráctil y útil todo el año gracias a las estufas y las mantas.

Tal es su atractivo que en el comedor interior, un cuadro aumentado y pichelado en el que predominan los colores de la naturaleza y que ocupa casi todo una pared intenta «interiorizar el jardín, entrar el jardín al interior».