Fichajes
El Barça no cambiará nada en las celebraciones a pesar de las críticas
La ingesta de alcohol por parte de los jugadores ha generado un debate social
Después de ocho meses luchando por recuperar el título de Liga, el Barça se dejó ir el pasado lunes. El club montó una rúa por las calles de Barcelona para que la afición pudiera aclamar a sus ídolos, montados en un autobús descapotable y bien surtidos de pizzas y cervezas para aguantar todo el trayecto, de casi tres horas. La ingesta de alcohol por parte de los jugadores no fue ni mucho menos disimulada, más bien todo lo contrario, las latas de cerveza estaban a la vista de todos los que siguieron los festejos, incluidos miles de niños. Una circunstancia que ha generado debate entre distintos ámbitos de la sociedad.
La polémica no es nueva, ya que hace unos cuantos años que el Barcelona adoptó las rúas como celebración de sus títulos y no parece que esto vaya a cambiar. «Estoy orgulloso de los jugadores por su comportamiento ejemplar, no hay que fijarse en los detalles, son una anécdota dentro de lo que fue una fiesta ejemplar», decía esta semana Toni Freixa, portavoz de la directiva del Barça, que espera poder celebrar muchas más rúas como la última.
La tradición en las celebraciones ha cambiado mucho. Históricamente, el equipo azulgrana ofrecía sus títulos en la Plaça de Sant Jaume al Ayuntamiento y la Generalitat después de un obligado paso por la Basílica de la Mercè. «A mí me gustaban más las fiestas de antaño, se veía una gran alegría y todo lo demás sobraba», recuerda Pello Artola, ex portero del Barcelona entre 1975 y 1984.
A principios del siglo XXI, las autoridades decidieron prohibir las fiestas en Sant Jaume por el peligro latente que suponía reunir a miles de aficionados en una plaza cerrada. Los «culés» se han multiplicado y cada año sale más gente a la calle, obligando a reinventar este tipo de celebraciones.
Pelea de amigos
El pasado lunes, Piqué y Puyol se enzarzaron en una batalla en el autobús. Una broma provocada por los efectos del alcohol, pero una escena que provocó al día siguiente una reacción de la Generalitat. «La gran imagen de la directiva que prohibió fumar y beber en el Camp Nou se rompe de forma clara cuando ves la rúa. Creo que se debería replantear, entre todos hay que disminuir la tolerancia colectiva con el alcohol», avisaron desde la Agencia de Salud Pública. Un punto de vista que no comparte para nada el club. «Hagamos lo que hagamos, siempre hay críticas. En líneas generales, la gente se lo pasó bien y estaba contenta. Si hay dos personas que se llevan bien en el vestuario son Piqué y Puyol. ¿Que hay cosas mejorables? Sí, pero fue algo puntual en medio de tanta alegría», apuntaba ayer Tito Vilanova, técnico azulgrana.
El debate sobre el alcohol en las rúBARCELONA- Después de ocho meses luchando por recuperar el título de Liga, el Barça se dejó ir el pasado lunes. El club montó una rúa por las calles de Barcelona para que la afición pudiera aclamar a sus ídolos, montados en un autobús descapotable y bien surtidos de pizzas y cervezas para aguantar todo el trayecto, de casi tres horas. La ingesta de alcohol por parte de los jugadores no fue ni mucho menos disimulada, más bien todo lo contrario, las latas de cerveza estaban a la vista de todos los que siguieron los festejos, incluidos miles de niños. Una circunstancia que ha generado debate entre distintos ámbitos de la sociedad.
La polémica no es nueva, ya que hace unos cuantos años que el Barcelona adoptó las rúas como celebración de sus títulos y no parece que esto vaya a cambiar. «Estoy orgulloso de los jugadores por su comportamiento ejemplar, no hay que fijarse en los detalles, son una anécdota dentro de lo que fue una fiesta ejemplar», decía esta semana Toni Freixa, portavoz de la directiva del Barça, que espera poder celebrar muchas más rúas como la última.
La tradición en las celebraciones ha cambiado mucho. Históricamente, el equipo azulgrana ofrecía sus títulos en la Plaça de Sant Jaume al Ayuntamiento y la Generalitat después de un obligado paso por la Basílica de la Mercè. «A mí me gustaban más las fiestas de antaño, se veía una gran alegría y todo lo demás sobraba», recuerda Pello Artola, ex portero del Barcelona entre 1975 y 1984.
A principios del siglo XXI, las autoridades decidieron prohibir las fiestas en Sant Jaume por el peligro latente que suponía reunir a miles de aficionados en una plaza cerrada. Los «culés» se han multiplicado y cada año sale más gente a la calle, obligando a reinventar este tipo de celebraciones.
Pelea de amigos
El pasado lunes, Piqué y Puyol se enzarzaron en una batalla en el autobús. Una broma provocada por los efectos del alcohol, pero una escena que provocó al día siguiente una reacción de la Generalitat. «La gran imagen de la directiva que prohibió fumar y beber en el Camp Nou se rompe de forma clara cuando ves la rúa. Creo que se debería replantear, entre todos hay que disminuir la tolerancia colectiva con el alcohol», avisaron desde la Agencia de Salud Pública. Un punto de vista que no comparte para nada el club. «Hagamos lo que hagamos, siempre hay críticas. En líneas generales, la gente se lo pasó bien y estaba contenta. Si hay dos personas que se llevan bien en el vestuario son Piqué y Puyol. ¿Que hay cosas mejorables? Sí, pero fue algo puntual en medio de tanta alegría», apuntaba ayer Tito Vilanova, técnico azulgrana.
El debate sobre el alcohol en las rúas del Barça ha coincidido con la presentación de un informe en el que se pide que se vete la publicidad y el patrocinio de bebidas alcohólicas, a las que se les atribuye 138.000 muertes en Europa al año. Una de las conclusiones del estudio es tajante: «Cuanta más publicidad alcohólica ve un menor, más expectativas crea su mente». Y las calles de Barcelona estaban llenas de menores el pasado lunes. «Hubo cosas que no me gustaron, los excesos nunca son buenos. No hay que olvidar que los jugadores deben ser ejemplos para la gente joven y deberían tenerlo en cuenta», sentencia Artola, padre de tres hijos. El debate está abierto, pero el Barça no está dispuesto a cerrarlo.
cinio de bebidas alcohólicas, a las que se les atribuye 138.000 muertes en Europa al año. Una de las conclusiones del estudio es tajante: «Cuanta más publicidad alcohólica ve un menor, más expectativas crea su mente». Y las calles de Barcelona estaban llenas de menores el pasado lunes. «Hubo cosas que no me gustaron, los excesos nunca son buenos. No hay que olvidar que los jugadores deben ser ejemplos para la gente joven y deberían tenerlo en cuenta», sentencia Artola, padre de tres hijos. El debate está abierto, pero el Barça no está dispuesto a cerrarlo.
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