Política

Acoso escolar

El bullying provoca trastornos mentales pero también cambios físicos en el cerebro

Save the Children denuncia que 16.000 adolescentes sufren acoso escolar y 12.500 ciberacoso en Cataluña

Los casos de bullying en España han aumentado durante los últimos cinco años y siete de cada diez niños lo sufren a diario.
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Save the Children denuncia que 16.000 adolescentes sufren acoso escolar y 12.500 ciberacoso en Cataluña.

La detención de quince menores por acosar a dos hermanos, de 13 y 15 años, en el madrileño distrito de Usera, tras la vuelta de las vacaciones de Navidad, tuvo una importante repercusión mediática. Los chavales arrestados agredían y humillaban a las víctimas, las grababan y lo difundían en las redes sociales. «Las redes sociales refuerzan al grupo, porque les ayuda a exhibirse, pero victimiza más al acosado», constata José Ramon Ubieto, profesor de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Hacía un año que los padres habían denunciado al centro que sus hijos eran víctimas de bullying, pero tras las detenciones, la Consejería de Educación aseguró que no tenía constancia de los hechos. En 2017, el Ministerio de Educación contabilizó hasta 1.054 casos de bullying en España. Pese a ser la cifra más alta de los últimos cinco años, Save the Children, en el informe «Yo a esto no juego», señala que sólo en Cataluña hay 16.000 adolescentes víctimas de acoso escolar y 12.500 víctimas de ciberacoso.

Si bien las situaciones más graves de acoso escolar, como la de los hermanos de Usera, tienen repercusión mediática, hay casos menos graves que quedan invisibilizados porque llegan a considerarse habituales en entornos educativos, pero que pese a ser así no dejan de ser menos traumáticas para las víctimas.

Una investigación de la King's College de Londres, que la UOC recupera con motivo del Día Mundial de la Paz y la No Violencia, advierte de que el bullying puede provocar cambios físicos en el cerebro y aumentar la predisposición a sufrir enfermedades mentales. La profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, María José Acebes, cuenta que «está demostrado que el entorno y el ambiente influyen en el desarrollo del cerebro». Las situaciones de abuso y maltrato que se dan en casos de acoso escolar «generan una disminución del volumen del cuerpo calloso, la estructura que conecta los hemisferios cerebrales, que es fundamental para un buen funcionamiento de cerebro». También puede provocar una alteración en la corteza prefrontal que afecta a la facultad de resolver problemas y gestionar emociones. Acebes señala que «si no hay un tratamiento y apoyo adecuados, las víctimas de bullying pueden desarrollar depresión, ansiedad, predisposición a autolesionarse o miedos patológicos». La ventaja es que entre los 14 y 19 años, el sistema nervioso es muy plástico y se puede modular.

Ubieto ve un «disparate» imponer a profesores y alumnos el papel de «chivatos» como estudia la Comunidad de Madrid. La solución no pasa por judicializar la escuela, sino en buscar la complicidad de todos sin convertir a los estudiantes en delatores, como hace el programa TEI (tutoría entre iguales), que funciona ya en más de 350 escuelas. En 2003, el Instituto Front Marítim de Barcelona lo puso ya en marcha. Su autor, Andrés González Bellido, sigue los preceptos del neuropsicólogo Richard Davidson, que dice que «la base de un cerebro sano es la bondad y que la bondad se aprende». Partiendo de esta idea, el TEI propone que los alumnos de 5º de primaria hagan de tutores emocionales de los de 3º, y al llegar al instituto, los alumnos de primero de la ESO tengan un compañero de tercero que les ayude y actúe como su ángel de la guarda.