Gastronomía
El chef cabreado descuartiza el falso mito de las dietas milagrosas
Este cocinero y bioquímico echa por tierra todas las «nutripolleces» y pseudociencias sobre la alimentación saludable
Este cocinero y bioquímico echa por tierra todas las «nutripolleces» y pseudociencias sobre la alimentación saludable.
«No existen alimentos que desintoxiquen, ni los que tienen un PH alcalino previenen el cáncer», aclara Anthony Warner. Se hace llamar «El chef cabreado» y ha publicado un libro del mismo título en Ariel para poner coto a lo que él mismo ha calificado de «nutripolleces». Anthony Warner, además de cocinero, es un bioquímico «desconcertado» ante la cantidad de mentiras que giran en torno a la alimentación saludable. Harto de que se tenga más en cuenta al bloguero que publica en Instagram sus batidos de col que las opiniones de científicos de la nutrición, ha explotado: «¡Ni el agua con limón alcaliniza el cuerpo ni se ha demostrado que el bacon produzca cáncer!».
La cantidad de modas sobre comida sana son muchas y todas merecen un capítulo para ser «descuartizadas». Respecto a las dietas detox, malas noticias para sus seguidores: «No sirven para nada». «La sola idea de que podamos desintoxicar el organismo controlando lo que ingerimos es una soplapollez pseucientífica de primera», afirma sin rodeos Warner. Una de las razones por la que se ha hecho popular es por la creencia de que la vida moderna nos hace estar rodeados de multitud de sustancias tóxicas. Y es cierto, estamos expuestos constantemente a metales como el plomo, el arsénico o el aluminio, que ingerimos y se encuentran en la comida, pero la ciencia es clara al respecto: «El nivel de exposición es bajo, en cantidades inocuas, y no representa peligro para nuestra salud». Por tanto, aclara el chef, no hay cura imaginaria para esa «intoxicación», de la que constantemente habla la compañía de productos saludables de Gywneth Paltrow, The Goop, que por cierto ya se enfrenta a su primera demanda y cuenta con enémicos tan acérrimos como el Chef Cabreado. Ahí va un ejemplo de lo que aparece en su web: «Los arándanos silvestres, sólo los de Maine, atraen los metales pesados presentes en el tejido craneal».
«Por suerte, nuestro organismo se las arregla de maravilla para eliminar las toxinas. El hígado y los riñones han evolucionado específicamente para llevar a cabo esta tarea. La piel, los pulmones y el aparato digestivo también desempeñan su labor en este sentido», apunta Warner al respecto. Por tanto: los arándanos de Maine, el jengibre, la col rizada, las nueces, el ajo, el te verde «son saludables pero no curan ningún envenenamiento, sobre todo porque no estamos envenenados».
Pero si hay una dieta realmente peligrosa es la alcalina, no por su inconsistencia –no tiene suficiente base científica– sino porque predica que puede llegar a prevenir y curar el cáncer, lo que provoca que algunas personas enfermas dejen de lado los tratamientos médicos. Pero, ¿en qué consiste y por qué se ha puesto tan de moda? El chef cabreado explica que gran parte de la culpa de que se siga practicando es de los famosos que la siguen ( entre ellos,una vez más, Gywneth Paltrow) pese a que el naturópata encargado de recuperarla basándose en las teorías del científico francés del siglo XIX Antoine Béchamp, se encuentre preso por fraude.
El principio de esta dieta es sencillo: para mejorar el estado de salud, tenemos que seguir una dieta de alimentos alcalinos (básicamente frutas y verduras) y eliminar los ácidos (lácteos, carne, pescado, azúcar , café, lentejas, arroz, patatas, trigo, plátanos, cerezas, aceites, grasas, además de las semillas y frutos secos), porque, defiende, el organismo prefiere vivir en un PH alcalino y , además, en un organismo sin acidez el cáncer no puede aparecer ni desarrollarse.
Respecto a sus «beneficios» más allá de la pérdida de peso (supuesto incremento de la vitalidad, mejora en la inmunidad , así como tratamiento para el cáncer), Warner lo tiene claro: «Carecen de base científica y además son de manicomio». «Claro que se pierde peso, pero porque no puedes comer casi de nada», apostilla.
Para echarla por tierra, da el siguiente razonamiento: Los alimentos ingeridos no alteran el PH de la sangre, que es de una alcalinidad moderada. Si el PH de la sangre se desvía, entran en acción una serie de procesos para restablecerlo, como la respiración, pues al exhalar dioxido de carbono el PH de la sangre sube. También tenemos sistemas reguladores en la propia sangre y los riñones. «Así que si el equilibrio de la sangre dependiera solo de los alimentos que ingerimos estaríamos todos muertos».
Después de todo lo expuesto, el objetivo del Chef Cabreado es que «la gente se enamore de la comida, que lleven una dieta veriada, que busquen el placer que proporciona sin ninguna restricción inútil».
Bon profit!
El extraño culto del «gluten free»
Si bien Warner deja claro que «la celiquía es un enfermedad horrible» que si no se trata puede llegar a provocar graves daños en el intestino e incluso ciertos tipo de cáncer, recientemente esta dieta sin gluten se ha convertido en un estilo de vida para los no celíacos. «En torno al gluten se ha creado una mitología dietética, ahora es la personificación del mal». El bioquímico asegura que no hay constancia de que prescindir de esta proteína no reporte beneficios, pero tampoco de lo contrario. Lo que ocurre, explica, es que la gente que elige la dieta «gluten free» sin ser celíaco elimina alimentos básicos que probablemente antes consumía con asiduidad y esto, a su vez, les lleva a ingerir menos calorías. «Si una persona consume pan y pasta a diario y radicalmente deja de hacerlo, es posible que mejore su peso y su hinchazón, y seguramente no tenga que ver con el gluten», aclara.
«El chef cabreado»
Anthony Warner, Ariel. 360 págs. 18,90 euros.
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