Política

Salud

El componente emocional, el gran condicionante del dolor crónico

Las personas que padecen este tipo de dolencias se ven incapacitadas para realizar tareas diarias.

El componente emocional dificulta el tratamiento del dolor
El componente emocional dificulta el tratamiento del dolorlarazon

Las personas que padecen este tipo de dolencias se ven incapacitadas para realizar tareas diarias.

Cerca de un 17% de la población sufre dolor crónico no oncológico, una cifra que a nivel español se traduciría en uno de cada seis individuos. Y pese a que éste no conlleva riesgo de muerte, lo cierto es que las personas que sufren dolor crónico frecuentemente se ven incapacitadas para llevar a cabo muchas de las actividades diarias, llegando incluso a afectar al sueño, crear ansiedad o generar depresión.

Además, el principal problema a la hora de tratar el dolor crónico es su propia complejidad. Éste se concreta en los síntomas originados a partir de una lesión física inicial que, con el tiempo, se asocia a componentes emocionales y personales y que se prolonga durante más de tres meses para mantenerse en el tiempo.

Y es precisamente ese componente emocional el que dificulta y hace más complejo el tratamiento de este dolor, que normalmente no tiene cura, solo se puede mitigar, paliar o aliviar. «Cada persona tiene un umbral del dolor diferente», señala Javier Medel, responsable de la Unidad del Dolor del Hospital Vall d’Hebron, quien además pone de relieve que «cada individuo tiene su forma de gestionar ese dolor, la cual está asociada al aspecto emocional». «En el cerebro, el centro del dolor y el emocional están muy cerca, de manera que el estado de ánimo influye mucho en la forma que tienen las personas de vivir el dolor». «Según el estado emocional del paciente, éste puede sentir mayor o menor dolor», añade.

Así pues, el hecho de no disponer de unas medidas físicas cuantificables del dolor y el papel que juega el componente emocional en este proceso dificulta el tratamiento y seguimiento del dolor crónico, así como la validación de los estudios e investigaciones al respecto, ya que al no basarse en un componente objetivo es muy complicada su evaluación tras la fase preclínica. Por todo ello, los profesionales usan como referencia la funcionalidad del paciente más que la intensidad el dolor para establecer el punto de partida de los tratamientos, pero como destaca el doctor Medel, lo realmente importante en dolor crónico es «hacer un abordaje integral para tratar todas las áreas del dolor».

Y es en este punto en el que adquieren especial relevancia las Unidades del Dolor, especializadas en el tratamiento, formación e investigación del dolor de una forma multidisciplinar, con equipos liderados normalmente por anastesiólogos pero integrados también por cirujanos, reumatólogos, neurólogos, psicólogos... «Más allá del uso de los fármacos para paliar la intensidad del dolor, como analgésicos, antiinflamatorios e incluso opiáceos, es clave trabajar con el paciente en el ámbito psicoeducativo para dotarle de herramientas para el afrontamiento del dolor, para poder controlar y gestionar ese dimensión más emocional y evitar que ésta se convierta en un efecto provocador del dolor; en definitiva, para crear personas emocionalmente sanas», explica el doctor.

Por todo ello, este año, el Día Mundial del Dolor, que se celebró ayer, se dedicó a la promoción de la excelencia en formación, una formación concreta en dolor crónico enfocada a los profesionales de la salud, pero también a la población en general y sobre todo a los pacientes. «Es importante divulgar qué es el dolor crónico y que las personas afectadas sepan de qué se trata y cómo puede afectar en su tratamiento y evolución el componente emocional», comenta al respecto Javier Medel.