El Festival de Sitges se convierte en exposición

La muestra recorre el medio siglo de vida del certamen dedicado al cine fantástico.

La Filmoteca de Cataluña acoge desde ayer y hasta el 17 de septiembre una exposición que recorre los 50 años de historia del Festival de Cine Fantástico de Sitges, consolidado hoy como el más importante en su género.

El comisario de la exposición, Diego López, dijo ayer en la presentación que la retrospectiva pretende explicar la historia del festival paralelamente a la evolución del género a través de un espacio que desarrolla cuatro ámbitos temáticos: la animación, los zombis, el género español y el cine asiático.

«La animación y el fantástico, en Sitges, son un binomio indisoluble, particularmente cuando en los inicios de la década de los 90 el festival inició la sección “Anima’t”, que ha traído al certamen los mejores animadores de cada momento, como Jan Svankmajer, Hayao Miyazaki, Ian Mackinnon, Peter Saunders o el estudio Aardman Animations», explicó. Los maestros del dibujo animado Satoshi Kon, Bill Plympton o Richard Williams son otros de los ilustres creadores que han pasado por la localidad barcelonesa. Además, una animación icónica está presente en cada sesión de Sitges, la que generó Robert Balser –artífice del filme de los Beatles «Yellow Submarine»– sobre la imagen del gorila gigante creada por Ferran Freixa en 1983, que se ha convertido en imagen del festival.

Una galería con todos los carteles del festival permite al visitante ver la evolución de esta imagen gráfica, que «ha evolucionado desde las representaciones iniciales con referencias fílmicas a la incorporación a partir de 2.000 de mitos fantásticos y terroríficos, pasando por la simbología inquietante y ecléctica que remite a la literatura y el cine fantástico».

El estilo de los carteles ha evolucionado de la mano de sus autores como Di Mamo, Pierrot, Bruno, Daza Rosas o Manel Sanjulián y la agencia China, encargada del cartel en las últimas siete ediciones.

El festival optó desde sus orígenes por especializarse en «un género desprovisto de connotaciones políticas».