Relación PSOE-PSC

El PSC negociará salir de la Ejecutiva y del Comité Federal del PSOE

La última vez que el líder del PSC y Javier Fernández hablaron fue hace una semana.

Javier Fernández y Miquel Iceta tras una reunión de trabajo en la sede socialista asturiana, el año pasado
Javier Fernández y Miquel Iceta tras una reunión de trabajo en la sede socialista asturiana, el año pasadolarazon

En Cataluña, Iceta acepta que las relaciones pueden, y deben, cambiar y está estudiando diferentes posibilidades. La referencia que se está tomando es la establecida por la CDU de Angela Merkel con sus socios bávaros de la CSU, «el modelo alemán».

Que las relaciones entre el PSOE y el PSC no atraviesan un buen momento no es un secreto. Buena prueba de ello es que, tras la votación en la investidura de Mariano Rajoy, los teléfonos están en silencio. Miquel Iceta ha confirmado a LA RAZÓN que no ha hablado con Javier Fernández desde la votación en el Congreso. «La última vez que hablamos fue el martes pasado», aseguró en conversación con este diario el primer secretario del PSC. Iceta no tiene intención de descolgar el teléfono porque está esperando que «sean ellos los que muevan pieza». Los socialistas catalanes tienen claro que asumirán las sanciones que se les puedan imponer por romper la disciplina de voto y también tienen claro que «se debe abrir un proceso de reflexión sobre las relaciones entre el PSC y el PSOE». Sin embargo, en el PSC son prudentes. Meritxell Batet, portavoz adjunta del Grupo Parlamentario, ha dicho que «son fundamentales los puentes entre el PSC y el PSOE como son fundamentales los puentes entre Cataluña y el resto del Estado». La dirigente socialista catalana acepta que «hemos tenido discrepancias con el PSOE, pero ahora saldrán los puntos que compartimos, valores y proyecto», aunque concluye que «por eso, no creemos ni queremos la ruptura».

En el PSOE no hay unanimidad. Mientras unos apuestan por romper relaciones de forma abrupta e incluso crear un PSOE catalán –se intentó dos veces: en 2003, por Alfredo Pérez Rubalcaba y en 2006, por José Blanco–, otros descartan la ruptura –no creen que un PSOE catalán fuera la solución– y apuestan por reflexionar conjuntamente, teniendo en cuenta que «no hay que pasarse, pero hay que llegar».

La ruptura más radical implicaría que los socialistas catalanes no podrían participar ni tan siquiera en la elección del secretario general. En la actual coyuntura, que el PSC se quedara fuera implicaría un «golpe de mano» a las aspiraciones de Pedro Sánchez, argumentan sus partidarios. En esta línea, tampoco un catalán podría aspirar a dirigir el PSOE. Los casos de Carme Chacón o de Josep Borrell no podrían volver a suceder.

El actual protocolo de relaciones fue aprobado por el PSC en 1978 y por el PSOE a propuesta de Alfonso Guerra. Este protocolo recoge que el PSC es autónomo en Cataluña al tiempo que tiene participación en el PSOE en el Comité Federal y en la Ejecutiva.

En el PSOE, la ruptura de la disciplina de voto se interpreta como que los socialistas catalanes «quieren tener los mismos derechos y no las mismas obligaciones». La gestora pretende llevar este cambio de relaciones a un Comité Federal, lo que se pone en cuestión desde diferentes sectores que consideran que el lugar adecuado para debatir este cambio es un congreso.

Sin embargo, la gestora de Fernández no parece que quiera añadir más tensión a un futuro congreso ya de por sí complicado y está estudiando la posibilidad de llevar el tema a un Comité Federal, lo que será sinónimo de bronca por la oposición de los partidarios de Sánchez.

En Cataluña, Iceta acepta que las relaciones pueden, y deben, cambiar y está estudiando diferentes posibilidades. La referencia que se está tomando es la establecida por la CDU de Angela Merkel con sus socios bávaros de la CSU, «el modelo alemán». Ambos comparten un único grupo parlamentario y candidato a la Cancillería, pero la CDU no se presenta a ninguna elección en el Estado Libre de Baviera, cosa que emula la CSU en el resto de estados federales. En el grupo parlamentario, los dos partidos conviven y sus relaciones no están exentas de polémica por el carácter más conservador de los bávaros. Aplicado a la relación entre PSOE y PSC, significaría que los catalanes no estarían representados en la Ejecutiva del partido, pero sí podrían participar en la elección del secretario general.

En el entorno de Iceta reconocen que «este planteamiento es un buen punto de partida». El PSC apuesta por una negociación tranquila porque «no queremos romper», ya que «el modelo federal para España sólo tiene sentido con el PSOE y el PSC». Para limar asperezas, los socialistas catalanes han retirado de la Ponencia Marco, que se discute en el congreso de este fin de semana, la referencia a la posibilidad de un referéndum «a la canadiense». Este planteamiento había levantado una fuerte polémica con el PSOE y también en importantes sectores del PSC.