1 de Mayo
El separatismo fracasa en su primera manifestación del Primero de Mayo
Solo 2.300 personas secundan la concentración impulsada por la ANC y la Intersindical-CSC
Solo 2.300 personas secundan la concentración impulsada por la ANC y la Intersindical-CSC.
Una nueva operación política independentista sobrevoló este Primero de Mayo. Ante las horas bajas que atraviesan los principales sindicatos en Cataluña (CC.OO. y UGT) a raíz del «procés» –son zarandeados por el constitucionalismo y el separatismo a partes iguales, disconformes con el posicionamiento que han adoptado estos meses–, el secesionismo, que no duda en infiltrarse en cualquier ámbito social para ganar adeptos a su causa, ha iniciado una campaña para invadir ahora el sector sindical. Si por la mañana, CC.OO. y UGT celebraron su habitual movilización, donde el «procés» pasó de puntillas, por la tarde, la Asamblea Nacional Catalana y la Intersindical-CSC –principal sindicato independentista– tomaron el testigo para impulsar su particular protesta.
La ANC, una marca consolidada y con gran capacidad de movilización, unió sus fuerzas con la Intersindical-CSC para dar empuje al sindicalismo secesionista y, además, aprovechar para salir a la calle otro día más. Sin embargo, la jornada, marcada por la lluvia, empañó el debut del independentismo en el Primero de Mayo y solo consiguió congregar 2.300 personas en una marcha que partió desde Plaza Urquinaona, bajó por Via Laeitana y concluyó en Plaza Sant Jaume, donde la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, y el líder de la Intersindical-CSC, Sergi Perelló. Bajo el lema «Alcémonos por la República de los derechos sociales», lo cierto es que la concentración centró la mayor parte de su contenido en reivindicaciones sociales, aunque, como es natural, el principal mensaje fue que la República catalana se erigiría en el mejor remedio.
Paluzie puso el acento en las potencialidades sociales que granjearía la independencia, como un salario mínimo interprofesional de 1.200 euros o mayor protección laboral. Perelló, sin embargo, fue más allá y trazó la estrategia que debe guiar al sindicalismo separatista para coger mayor arraigo. «Debemos hacer entrar la República en los centros de trabajo para poder el país en uno, dos, tres y los días que haga falta», afirmó el líder sindical.
CC.OO. y UGT aglutinaron más de 10.000 manifestantes, en una movilización donde el tono político quedó eclipsado por las reivindicaciones sociales y feministas. Este año hubo dos lemas: «¡Ahora nos toca a nosotros! + Igualdad, + Empleo, + Salarios, y + Pensiones» y «No es abuso. Es violación. Noesno». En los parlamentos, el secretario general de CC.OO., Javier Pacheco, no hizo referencia a un huelga general, aunque reclamó la movilización permanente por los salarios y las pensiones, mientras que el secretario general de UGT, Camil Ros, sí que abogó por la huelga general para frenar el recorte de derechos laborales y sociales.
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