Pintura
El vanguardista recuperado
Una exposición presenta en Barcelona la producción plástica de Gaston Chaissac
Las galerías barcelonesas siguen llenando esos huecos que los museos de la ciudad han dejado vacíos. Hablamos de creadores que no han sido todavía objeto de grandes exposiciones, pese a la importancia de sus legados.
Las galerías barcelonesas siguen llenando esos huecos que los museos de la ciudad han dejado vacíos. Hablamos de creadores que no han sido todavía objeto de grandes exposiciones, pese a la importancia de sus legados. Eso es lo que hacen espacios como Marc Domènech Galeria d'Art que estos días ha llenado sus paredes con algunos buenos ejemplos de lo que es la producción plástica de Gaston Chaissac.
Hablamos de un artista que prácticamente es un desconocido en nuestro país. Sin ir más lejos, en la capital catalana solamente se ha visto en una ocasión el trabajo de Chaissac. Hay que remontarse hasta 1971 para encontrar una exposición de este artista en Barcelona, concretamente en desaparecida galería Adrià.
Lo que nos propone Marc Domènech Galeria es un paseo muy completo por el mundo de Gaston Chaissac, combinando dibujo, pintura, collage y objeto, un total de 40 piezas que convierten esta muestra en una retrospectiva fundamental para conocer a un creador que se mueve entre la fascinación por el primitivismo y la ironía. Son formas aparentemente sencillas, pero que nos llevan hasta un lirismo intenso que no deja indiferente al espectador.
En el texto del catálogo de la muestra, Daniel Abadie subraya la identificación que la pintura de Chaissac tiene con el llamado «art brut» de Jean Dubuffet. ¿A qué nos referimos con esta fórmula? Así lo decía el propio Dubuffet: «El verdadero arte siempre está donde no se le espera. Allí donde nadie piensa en él ni pronuncia su nombre. Al arte no le gusta que lo reconozcan y que lo llamen por su nombre. Se escapa enseguida. El arte es un personaje apasionadamente enamorado del anonimato. En cuanto alguien lo descubre, en cuanto alguien lo señala con el dedo, huye y deja en su lugar a un figurante galardonado que lleva en la espalda una gran pancarta que reza ARTE».
Si contemplan las piezas de la exposición se encontrarán con alguien capaz de decirnos muchos con unas pocas líneas. Porque el trabajo de Chaissac es el de un asombroso dibujante que huye de las etiquetas, que consigue no estar asociado con ningún «ismo» concreto. Su personalísima mirada se plasma en una intensa expresividad y una profundidad poética.
Cuando la pintura de este creador se presentó en 1971 en Barcelona, el escritor Joan Perucho dijo que «Gaston Chaissac fue un hombre sencillo que, de todas las amarguras de la vida, extrajo la capacidad suficiente para poder renacer su infancia. Sus ojos metamorfoseaban las cosas con la alegre exaltación de los niños, pero dotándoles de la salubre ironía de los adultos».
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