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La bacanal de Rafael Amargo

El bailaor y coreógrafo lleva al Teatro Apolo su último espectáculo, «En Dionisio»

Amargo, en una esquina, en un momento crepuscular del montaje
Amargo, en una esquina, en un momento crepuscular del montajelarazon

El bailaor y coreógrafo lleva al Teatro Apolo su último espectáculo, «En Dionisio»

Allí está, se acerca ¡invoquémosle! Que venga el Dios del vino y nos entretenga con sus noches, sus hallazgos y su embriaguez. Que venga este carnavalesco personaje de ilustre linaje, rey de la máscara y la vida secreta, que venga y disfrute con su fiesta y su cara mordiendo a la cordura como nosotros disfrutamos de sus burlas y algarabía. Que venga, y que cante y que baile, sobre todo que baile y que con los siete nervios de la música lance latigazos de amor loco a los tristes hombres de manos grandes que no saben acariciar y los convierta en tiernas tarántulas de sensual desenfreno. Que venga, que sobrevuele sobre nuestras cabezas y dirija nuestros deseos a los imposibles. Sí, sí, que venga ahora y, sobre todo, que no se marche, nunca, y seamos mujeres llenas de furia y risas u hombres llenos de candor e intrepidez, o animales de fauces dispuestas a arrancar la luna, para que así la vida se encienda y de la luz lo veamos y lo sintamos todo, pero nos obligue a querer mucho más todavía. ¡Llamémosle! Que venga, por favor, Dioniso, dios de dioses, y que se oculte para siempre en nuestos viejos corazones que ahora se desperezan. ¿Son corazones? No, son arañas que se abrazan. ¡Bravo, que venga, que viva Dioniso!

Rafael Amargo ha decidido organizar una gran ofrenda a Dioniso, dios del éxtasis y el desenfreno, con el espectáculo «Dionisio. La vid... y mil noches». Flamenco, danzas urbanas, clásica y contemporánea se mezclan para explicar cómo la noche bajó del monte Olimpo y se quedó entre los seres humanos para inaugurar la celebración de la vida. El bailaor se reserva el papel del tierno canalla Dioniso, «un personaje al que me siento muy próximo», pero se rodea también de Zeus, Apolo, Eros y Tánatos para explicar la historia de cómo la influencia del llamado gran manipulador llevó el arte, el frenesí y la alegría a los seres humanos. «Quiero llenar el espectáculo de tanta información que la gente tenga que volver una o dos veces para sacarle todo el jugo. Habrá diversión, una bacanal, vino, teatro, pero también momentos para la lagrimilla y emocionantes luchas entre el bien y el mal. Nadie debería perdérselo», asegura Amargo.

El Teatro Apolo acoge del 13 de febrero al 3 de marzo, pero con la voluntad de prorrogar hasta que haga falta, un montaje que estrenó en verano en teatros romanos al aire libre y que ahora a readaptado para teatros cerrados a la italiana. «Como vengo por primera vez al Paralelo, he querido aterrizar en el Apolo con una obra que es como una revista, una exaltación del cuerpo, la danza y la palabra donde Diosinio es el hilo conductor para encontrar todos los placeres», asegura Amargo.

Un regreso emocionado

Junto a Amargo estará el coreógrafo y bailarín estadounidense Rasta Thomas en el papel de su hermano Apolo y Antonio Abella como Zeus. Además, habrá cuatro bailarines de danzas urbanas, un cuerpo de baile flamenco, y la interacción de actores para redondear una puesta en escena dirigida por el propio bailaor con la colaboración del también coreógrafo Ramon Oller, colaborador habitual en los montajes de Amargo. También hay que destacar la dramaturgia de Rafael Moraira, la música del compositor Jesús Durán y el vestuario de Pilar Dalbat. «Dionisio es un ser mágico, complejo, manipulador, emocionante y uno de los más grandes de la mitología griega. En mi casa siempre me he sentido como Dioniso, puede que una cabeza loca, pero también el más cariñoso y muy de los míos», afirma el artista.

Éste será el regreso de Amargo a los grandes montajes después de seis años en que ha ido cogiendo fuerzas con colaboraciones en televisión y otros medios. «Me he quitado las depresiones de encima y he disfrutado como un enano preparando el montaje dando rienda suelta a todo lo que soñábamos. Ha sido una mreparación muy nocturna, casi sonámbula», bromea Amargo. Quien quiera sentirse partícipe de la gran fiesta de los dioses no se puede perderse la bacanal creada por Amargo.