Cataluña

La CUP busca derrocar a la ANC y Òmnium

El partido radical auspicia la creación de la Asamblea Social Catalana para ejercer de contrapoder a las asociaciones independentistas.

Asamblea del Comité de Defensa de la República en el barrio de Gracia
Asamblea del Comité de Defensa de la República en el barrio de Gracialarazon

El partido radical auspicia la creación de la Asamblea Social Catalana para ejercer de contrapoder a las asociaciones independentistas.

Hasta hace no demasiado tiempo, las calles y plazas de Cataluña eran territorio de ERC. Alrededor del partido se aglutinaban multitud de asambleas que servían de correa de transmisión con el partido. Pero los republicanos se fueron acostumbrando a tocar poder, el tripartito, por ejemplo, y a perder el contacto con la calle. Las asambleas de barrio, sin embargo, seguían en su sitio y una nueva formación, o, mejor, un conglomerado de formaciones con la CUP como cabeza visible, ocupaba su sitio. Los republicanos, como la antigua Convergència, parecían conformarse con la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium sin percatarse de que las nuevas generaciones tenían otro tipo de inquietudes.

Los últimos dos años de «procés» han precipitado los acontecimientos hasta el punto de que la izquierda independentista no sólo ha tomado las calles, también planea arrebatar a la ANC y Òmnium la batuta de la sociedad civil. El nombre, al menos, ya lo tienen: Asamblea Social Catalana (ASC).

Es jueves 19 de octubre y en Barcelona llueve a mares. Los presidentes de la ANC y de Òmnium, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, fueron detenidos hace apenas unos días. El martes, la confluencia de Paseo de Gracia con la Diagonal se llenó de manifestantes con velas pidiendo la libertad de sus «presidentes». Puigdemont ya ha amagado con la independencia y el «procés», que hasta el 1 de octubre parecía tener un plan, entra en un estado de zozobra. Los comités de defensa del referéndum, ahora comités de defensa de la república (CDR), no saben a que atenerse pero creen que el éxito depende de mantener la tensión en las calles. De ahí que cada dos días estén manteniendo asambleas. La lluvia, sin embargo, ha obligado ha trasladar la reunión del CDR del barrio de Gracia. La asamblea, mucho más minoritaria que de costumbre, tendrá lugar en un bar de la misma plaza del Respall.

Los participantes son jóvenes, muy jóvenes. Pocos superan los 25 años y les gusta escucharse mientras hablan. Lanzan largas peroratas sobre que solo el pueblo salva al pueblo. El orden del día, sin embargo, es de una inocencia revolucionaria conmovedora. Así, aprueban organizar una «performance» para denunciar la violencia del Estado, publicar un artículo en el periódico del barrio y montar un punto de información en el mercado. También informan de la creación de un espacio de escucha. Una suerte de terapia de grupo para hablar sobre las cargas policiales del 1 de octubre. Las miradas, en cualquier caso, están puestas en la manifestación del sábado para rechazar la aplicación del artículo 155 y pedir la libertad de los «jordis». Los puntos aprobados al respecto son mucho más etéreos: reconocer el referéndum, asumir la victoria del «sí», aplicación inmediata de los resultados u organizarnos y movilizarnos para rechazar cualquier pacto que nos haga redituarnos en el reino de España.

Los CDR, a la sazón, se están erigiendo como un nuevo movimiento de base dentro del mundo independentista. Al poco ya se habían extendido por todo el territorio. Nacen de grupúsculos cercanos a la CUP pese a que el partido radical asegura, de cara a la galería, que no quiere patrimonializarlos. La realidad, sin embargo, es muy distinta. Arnau, miembro de la asamblea de Sants, explica como su barrio se resistió en un inicio a formar un comité. «Nosotros ya teníamos una asamblea de barrio y no veíamos la necesidad de conformar un CDR». La base de estas reuniones empezó a ampliarse y las cosas cambiaron. «De golpe aparecieron seis personas nuevas que, tras disolverse la asamblea del día, iban de comisión en comisión para explicar las bondades de los CDR. Son de la izquierda independentista», asegura. Su objetivo, según explica Xavier, miembro del CDR de Gracia es derrocar a la ANC y Òmnium: «No se sienten representados por ellos. Los ven demasiado cercanos a la burguesía y al poder. De ahí que la Asamblea Social Catalana esté empezando a cobrar fuerza». ¿Y sobre su futuro? Arnau lo tiene claro: «No esperamos grandes cosas. Nuestra asamblea al menos monta actividades para las fiestas del barrio y parece que la gente se saluda más por la calle».