África

Cataluña

La Fundación Dexeus opera a 52 mujeres que han sufrido ablación

El doctor Barri Soldevila acoge en sus manos las de una mujer a la que ha operado
El doctor Barri Soldevila acoge en sus manos las de una mujer a la que ha operadolarazon

De media, tienen 26 años cuando deciden dar el paso. Son mujeres que han crecido y se han formado en Cataluña, aunque su origen se enraiza en África. Allí, siguiendo la tradición del país o las costumbres de su etnia, fueron sometidas a la ablación siendo aún niñas. Muchas de ellas no recuerdan ni siquiera haber pasado por ello, pero las secuelas son evidentes y son las que marcan la diferencia entre ella y otra chica cualquiera catalana. Se exponen, no sólo a preguntas, sino también a no tener relaciones sexuales plenas. Por ello, acuden a la Fundación Dexeus Salud de la Mujer que hace cinco años puso en marcha un pionero proyecto para tratar tanto quirúrgicamente como psicológicamente a estas mujeres.

Desde entonces, el equipo liderado por el doctor Pere Barri Soldevila, quien puso en marcha el programa, ha operado a 52 mujeres de forma totalmente gratuita. Es la Fundación Dexeus que corre a cargo de los gastos. Además, ha formado a otros profesionales para que la técnica pueda llegar a otras muchas mujeres en el resto de España.

El doctor Barri hace un buen balance de la iniciativa. Cada vez son más las mujeres que se acercan al centro para preguntar y saber. Algunas lo hacen a escondidas de los padres, no tanto por miedo sino por evitar que se sientan culpables. De hecho, como explica Barri, se recomienda que la reconstrucción genital se haga una vez alcanzada la mayoría de edad, para evitar que siendo niñas vivan el proceso como si de otra ablación se tratara. Aunque, si existe alguna patología asociada a la mutilación, la operación se realiza antes de los 18 años con la autorización de los padres que entienden sin dificultaded que es lo mejor para su hija, dice Barri.

En cualquier caso, para la joven no es fácil tomar la decisión y requiere de una gran entereza. El daño psicológico se produce cuando la chica se da cuenta que en España este tipo de prácticas son ilegales y que ella es «diferente» al resto de sus compañeras en algo tan íntimo. Pero al mismo tiempo, esas marcas forman parte de la identidad familiar, de sus origen. Por eso, los profesionales de la fundación consideraron fundamental el acompañamiento psicológico desde la primera visita y hasta el alta médica. Todo el proceso puede durar unos ocho meses y la última visita se realiza tras seis meses de la cirugía. Entonces, tanto médicos como pacientes pueden hacer balance. «La gran mayoría está muy satisfecha porque, antes de la cirugía, no sentía prácticamente nada y, aunque no recuperan en cien por cien de la sensibilidad, sí ganan y eso supone mucho para ellas», explica Barri. De hecho, según datos de la fundación, en el 90 por ciento de los casos se han podido reconstruir totalmente la zona afectada y en el 75 por ciento recuperar completamente la capacidad funcional y sensitiva.

En estos años, la fundación ha ido mejorando y simplificando la técnica quirúrgica de manera que, hoy, el postoperatorio es más liviano y rápido. La satisfacción de las mujeres se ha traducido en que cada vez son más las que llegan al centro recomendadas por amigas o familiares.