Barcelona
La medicina se reinventa para atender a una población cada vez más envejecida
Barcelona explora un programa para evitar ingresos de pacientes geriátricos con trastornos de conducta grave
Barcelona explora un programa para evitar ingresos de pacientes con trastornos de conducta grave
No hay catalán con más de 10 años en los años 80 que no recuerde la campaña Jordi Pujol ideó para crear conciencia de país. El «som sis milions» funcionó y aquellos que conocieron la campaña aún recuerdan el lema, tan o más pegadizo que una canción de Georgie Dann. Y aunque no se lo saquen de la cabeza, de aquello hace ya 50 años. Hoy, Cataluña cuenta ya con más de siete millones de habitantes y la última proyección demográfica del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat) dice que en 2030, «seremos ocho millones». La esperanza de vida subirá a los 88 años para las mujeres y a los 83,2 para los hombres. El 25% de la población tendrá más de 65 años.
Los catalanes vivirán más años, pero el reto está en vivir mejor y más años con dignidad. Hace tiempo ya que los servicios sanitarios y sociales trabajan con este horizonte. En el marco de esta reflexión, el Hospital Mare de Déu de la Mercè de Barcelona, que trabaja, sobre todo, con pacientes geriátricos, ideó la Unidad de Atención en Crisis al Paciente Psicogeriátrico a domicilio. Se trata de un servicio pionero en España, que empezó a desplegarse en 2013 en la zona norte de Barcelona y hoy se ofrece en toda la ciudad.
La unidad de atención está formada por un equipo interdiscliplinar. La doctora Carme Bassedas, coordinadora de este servicio en el Hospital Mare de Déu de la Mercè, cuenta que el equipo está formado por médicos con la especialidad de psicogeriatría, enfermeras, un psicólogo y un médico psiquiatra. Barcelona cuenta con una unidad para atender a todos los vecinos que requieren el servicio. Se trata de personas mayores de 65 años con un trastorno mental o demencia que tienen una alteración conductual disruptiva que dificulta su manejo. Bassedas explica que «el 90% de las personas con demencia tienen en algún momento episodios de trastornos de conducta». Habitualmente, estas crisis acaban en urgencias, porque los cuidadores no saben como controlar los episodios de agresividad que dificultan la vida familiar. «Además de copar buena parte de los recursos de primaria y urgencias, estas crisis conllevan gran desgaste para los pacientes y para los cuidadores», añade Bassedas.
Gracias al trabajo en red, la atención primaria o los servicios de urgencias, a donde llegan estos enfermos, la unidad de atención conoce al paciente y lo puede empezar a atender en su domicilio. «Solemos hacer una intervención de dos meses, ajustamos los tratamientos y ofrecemos recursos a las familias, por ejemplo, y cuando están estabilizados los devolvemos a la primaria», detalla la doctora. Tres años después de arrancar el proyecto piloto, se han conseguido evitar cerca de la mitad de los ingresos hospitalarios.
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