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Ayuntamientos
Joan Bestard, miembro de la plataforma Carrers per a Tothom, asegura que «Barcelona combina aspectos muy positivos en el diseño de las calles con problemas preocupantes y que son muy nuevos»
La plataforma Carrers per a Tothom ha denunciado la remodelación propuesta por el Ayuntamiento para Las Ramblas ya que considera que no reúne las condiciones de accesibilidad y de seguridad que garantizan los derechos a la movilidad y a disfrutar del espacio público.
–¿Qué condiciones debe cumplir una ciudad para ser accesible?
–La base de la mentalidad que hay que tener es que la clave es garantizar unos derechos. Una persona, con y sin discapacidad, tiene derecho a acceder al transporte, a emplear el espacio público...Es decir, un gobierno municipal ha de velar para que cualquier ciudadano pueda desplazarse por la ciudad con garantías de seguridad y de accesibilidad. Las calles, pues, han de tener un urabismo que cuente con la voz de las personas con discapacidad y que no tengan desniveles inesperados, el tráfico esté muy bien organizado...En resumen, que no haya problemas en la movilidad que puedan impedir que estas personas se desplacen con seguridad.
–¿Cuáles son las principales dificultades de accesibilidad con las que debe lidiar a diario el viandante y, sobre todo, las personas con discapacidad?
–Nosotros ahora mismo hemos venido denunciando la aparición de las calles de plataforma única, que no distinguen en cuanto a altura el espacio de los coches, es decir la calzada, y el espacio de los peatones o acera. Con esto, las personas ciegas, los niños o quienes no perciben que haya un cambio en el espacio, tienen dificultades para situarse en la acera y saber si están en la zona de coches o de peatones, lo cual es un peligro. Después hay más espacios que pueden ser peligrosos o presentar dificultades en el desplazamiento como las superislas, Muchas veces son peatonales, pero no siempre, lo cual ya de por sí puede crear confusión; además, sus pavimientos muchas veces no siguen patrones idénticos y pueden también confundir...Todos estos problemas, que el ayuntamiento muchas veces no tiene en cuenta porque aparentemente pueden ser menores, para las personas que necesitan una serie de condiciones en el tránsito por la calle son muy importantes y no se tienen tan en cuenta como se debería.
–¿Es Barcelona una ciudad accesible?
–Tiene cosas buenas y cosas malas. Barcelona tiene un tesoro que es la trama Cerdà -toda la zona del Eixample, una parte del Poblenou y de Gracia-, una zona que está diseñada de una forma muy racional y ordenada, que hace que sea facilísimo ubicarse. Además, todos sus pasos de peatones son idénticos y el pavimento es una guía podotáctil, lo que hace a los cruces del Eixample perfectamente accesibles. Para nosotros, lo mejor sería poder replicar este modelo por toda Barcelona. Pero también tenemos otros detalles más preocupantes, como la plataforma única de Paseo de Gracia. Barcelona combina aspectos muy positivos en el diseño de las calles con problemas preocupantes y que son muy nuevos; a veces en lugar de avanzar, da la sensación que retrocedemos. En Barcelona a veces diseñamos sin tener en cuenta que cuanto más global sea lo que hacemos, mejor.
–¿Cómo convive el peatón y concretamente el peatón con discapaciad con las bicicletas, los patinetes...?
– Es imposible que las cosas vayan bien si todo el mundo va por donde quiera. El carril bici existe, pero si las bicicletas no van por el carril bici, tenemos un problema. Además, éste debe estar segregado de la acera, es decir que no puede estar a la misma altura que la acera. En cuanto a los patinetes eléctricos, es necesario que se regule muy bien este tipo de vehículos que están en el límite entre vehículos a motor y bicicletas, los cuales además son muy silenciosos. Pero éste no es solo un problema de las personas con discapacidad, sino de todos, porque cualquier persona puede llevarse un golpe. Los vehículos no son en sí un peligro, pero sí la manera en la que los gestionamos.
–El último punto discordante con el Ayuntamiento de Barcelona respecto al diseño de las calles tiene que ver con su anteproyecto de remodelación de Las Ramblas. ¿Por qué? ¿En qué se oponen?
–Tenemos una serie de puntos por los cuales prensamos que el proyecto de Las Ramblas no es inclusivo y no reúne las condiciones de diseño universal. Primero, como está planteado el proyecto tiene tres espacios de plataformas únicas. Si no diferenciamos claramente lo que es acerca y lo que es calzada es un peligro. Además, estamos hablando de un espacio muy emblemático de la ciudad y nos exponemos a que haya una replicabilidad, de que este modelo que se implante en Ramblas se ponga en cualquier lado de la ciudad. Otra cuestión que para mí es salvaje es que los vados de carga y descarga estarán situados sobre la acera, porque la idea es que solo quede un carril de circulación para coches. Por último, hay otros detalles importantes , como que creemos que debería haber más mobiliario urbano, como bancos y sillas, para que la gente pueda sentarse y descansar, sobre todo las personas mayores; o que hay una serie de equipamientos públicos en las Ramblas, al lado de los cuales debe haber plazas de aparcamiento reservadas a las personas con movilidad reducida, y esto tampoco sabemos cómo se gestionará.
–¿Se les tiene en cuenta a la hora de diseñar el urbanismo y definir el espacio público de la ciudad?
–Cuesta que se nos reconozca porque muchas veces son reivindicaciones que van en otro sentido de lo que el ayuntamiento y otros actores de la ciudad querrían, pero creo que nuestras reivindicaciones van calando, son muy compartidas. Y es que si nos basamos en el diseño universal, no solo nos beneficiamos las personas con discapacidad, sino que ganamos todos. Así que sí que avanzamos y conseguimos cosas.
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