Política

ERC

Los «comunes» afean a ERC el giro convergente de las cuentas

Acusan a los republicanos de rechazar una reforma fiscal para robar votos al Pdecat

El conseller de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet (c), junto al presidente de la Generalitat, Quim Torra (d), y la consellera de Presidencia, Elsa Artadi (i), entre otros
El conseller de Territorio y Sostenibilidad, Damià Calvet (c), junto al presidente de la Generalitat, Quim Torra (d), y la consellera de Presidencia, Elsa Artadi (i), entre otroslarazon

Acusan a los republicanos de rechazar una reforma fiscal para robar votos al Pdecat.

Lejos de acercar posturas tras la suspensión de las negociaciones de los presupuestos de la Generalitat decretada el sábado por los «comunes», el partido de Colau lamentó ayer la pasividad del vicepresidente y conseller de Economía, Pere Aragonès, y desveló que no ha habido ningún contacto desde entonces. La portavoz de los «comunes», Jéssica Albiach, recriminó a Aragonès que todavía no haya presentado la cifra total de gasto, por lo que definió como «semipropuesta» la oferta presupuestaria que ha hecho hasta ahora. «Es una semipropuesta continuista con los recortes de gobiernos anteriores», aseguró Albiach en rueda de prensa en la cámara catalana, tras advertirle de que «hasta que no haga los deberes» no vuelva a llamar a la coalición de izquierdas. La portavoz del Govern, Elsa Artadi, replicó poco más tarde que hubieran mostrado la cifra total de gasto si no se hubieran levantado de la mesa y hubieran accedido a la reunión que tenían prevista para semana. «Se ha entrado en el detalle en toda la materia. Es la primera vez que se negocia así: han tenido toda la información que se nos ha pedido», precisó.

A las puertas de las elecciones municipales y europeas del próximo 26 de mayo, toda la crítica de Albiach tuvo una gran carga electoralista. De ahí que volviera a plantearle el dilema a los republicanos: «ERC debe decidir si quiere ser la nueva Convergència o una fuerza de izquierdas», espetó, después de acusar al partido de Oriol Junqueras de rechazar una reforma fiscal por estar con la «calculadora electoral» para captar votos del centroderecha procedentes del espacio convergente. Una crítica explícita que se une a la reivindicación de JxCat como actor mucho más accesible en la negociación de los presupuestos, una forma también de desgastar a los republicanos en el terreno de las políticas sociales –donde ambos partidos comparten una parte de electorado–.

Así, Albiach repasó los cinco departamentos con los que hasta ahora se han entablado conversaciones –durante las seis reuniones sectoriales que se han celebrado– y destacó los dos controlados por los neoconvergentes (Territorio y Administración Pública), a diferencia de los tres capitaneados por ERC (Sanidad, Educación y Acción Social).

En este sentido, si el lunes el portavoz de JxCat en el Parlament, Albert Batet, trató sacar rédito de esta batalla política apelando a la «responsabilidad» de ERC y «comunes» y acusando a ambas formaciones de «determinados intereses» que se desconocen, lo que desató una fricción con los republicanos, que juzgaron esas palabras de «esperpénticas», ayer, Artadi –posiblemente rival de Ernest Maragall y Ada Colau por la alcaldía de Barcelona– optó por ser más prudente y negó cualquier divergencia entre socios de gobierno. «Hay sintonía hasta ahora con todo lo que se puesto encima de la mesa –en la negociación con los comunes–. Hay responsabilidad de todos para poder sacar los Presupuestos adelante», afirmó en la rueda de prensa posterior al Consell Executiu, y enmarcó cualquier divergencia en las discrepancias que se generan entre departamentos a la hora de cerrar las cuentas. «Seguimos apelando a la necesidad de tener presupuestos y esperamos que las reuniones se puedan retomar con todos los departamentos implicados», zanjó.

En todo caso, por ahora, no hay una nueva reunión a la vista entre el Govern y su único aliado para aprobar las cuentas. Los «comunes», con las elecciones municipales en el horizonte, van a plantear una negociación dura y han empezado a denunciar un «pressing comunes».