Europa

Barcelona

Los ictus aumentarán un 34% en los próximos 15 años

Cataluña se prepara para prevenir estos infartos: 9 de cada 10 están relacionados con el estilo de vida

Una paciente recibe luz infrarroja contra el ictus en un hospital de Barcelona
Una paciente recibe luz infrarroja contra el ictus en un hospital de Barcelonalarazon

Hacía mucho frío aquella mañana. Era invierno y febrero parecía haberse bebido de un sorbo todo el calor del hemisferio norte. José Manuel tenía 57 años y dos hijas veinteañeras que aún vivían en casa y que a veces lo acompañaban a la estación donde cogía el tren para ir al trabajo.

Hacía mucho frío aquella mañana. Era invierno y febrero parecía haberse bebido de un sorbo todo el calor del hemisferio norte. José Manuel tenía 57 años y dos hijas veinteañeras que aún vivían en casa y que a veces lo acompañaban, en su coche, a la estación donde cogía el tren para ir al trabajo. Ese día, al bajar del coche, su hija le deseó buenos días, pero José Manuel no sonrió. «Debe de estar apretando fuerte los dientes para entrar en calor», pensó su hija. Tampoco levantó el brazo para saludar al kioskero. No veía bien la pantalla con los horarios del tren, pero como tenía once dioptrías se dijo: «¡Debe ser cosa de la miopía!». Fue al intentar correr para no perder el tren que se dio cuenta de que algo no funcionaba. No podía sonreír, no podía levantar el brazo, veía borroso y ahora no podía correr. Cuando la ambulancia lo recogió en la estación, el Sistema de Emergencias Médicas (SEM) activó el Código Ictus.

Los sanitarios le hicieron un tratamiento de reperfusión, una terapia que se aplica en 3 de cada 10 casos de ictus que deshace el coágulo que provoca el ataque y que, administrad a tiempo, puede minimizar los daños. Cuando veinte días después, el kioskero de la estación saludó a José Manuel no se dio cuenta de que había sufrido un ictus. Pensó que había estado de viaje y que esa mañana no quería correr detrás del tren, porque tenía tiempo. Pero José Manuel no corrió porque no podía, era la secuela más visible que le había dejado el ictus.

En los últimos diez años, el tratamiento de reperfusión en pacientes con infarto cerebral se ha multiplicado por cinco y se aplica en 26,6 casos por cada 100.000 habitantes. El ictus es ya la segunda causa de muerte y la primera causa de discapacidad en adultos en España. Y los expertos advierten de que el envejecimiento de la población hará que los ictus aumenten un 34 por ciento en los próximos 15 años en europa y en que en el año 2035 haya un 25% más de supervivientes de infarto cerebral con secuelas. Son datos del documento que ayer presentaron en Barcelona la European Stroke Organisation (ESO) y la Stroke Aliance for Europe (SAFE) en una joranda organizada por la Fundación Ictus. Las dos organizaciones tienen un mismo objetivo: reducir en 2030 un 10% el número de ictus en Europa. Piden planes estatales que introduzcan esta enfermedad en la cadena sanitaria, desde la atención primaria, hasta los tratamientos con los supervivientes. Y proponen que 9 de cada 10 pacientes sean tratados en una unidad hospitalaria específica.

Como 9 de cada 10 ictus se explicarían por 10 factores relacionados con el estilo de vida, como la hipertensión, el tabaquismo, el sobrepeso o el colesterol, recomiendan estrategias de prevención primaria para personas sin factores de riego y secundaria para quienes han sufrido uno.