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Los invasores: 177 bichos raros amenazan Cataluña

El 13% de los 1.330 animales exóticos que hay en Cataluña ponen en peligro el ecosistema

Un grupo de la especie invasora de las cotorras argentinas
Un grupo de la especie invasora de las cotorras argentinaslarazon

Hace unos años, un hotel de Fontromeu, cuna de esquiadores de la Cerdaña francesa, plantó en su jardín una especie ornamental con grandes hojas verdes parecidas a un perejil gigante. Los expertos en botánica la llaman «heracleum mantegazzianum», pero popularmente se la conoce como Pampa del Caucas, porque es autóctona de las montañas rusas. Esta inocente ocurrencia de decorar el jardín del hotel con una planta exótica acabó siendo una idea nefasta. Resulta que la planta creció y encontró en el río Segre un aliado para propagarse hasta la Cerdaña catalana. Y eso no sería nada malo si no fuera porque tiene un comportamiento invasor. Si se toca, puede causar quemaduras en la piel, incluso ceguera. También supone un riesgo para el ganado si invade los prados donde pastan vacas y caballos. Y es una amenaza para la biodiversidad porque puede modificar los bosques de la ribera del río.

La Pampa del Caucas es una de las especies invasoras en las que la Generalitat y otras administraciones públicas han invertido 8 millones de euros entre 2015 y 2018 para evitar su propagación. En cumplimiento con la normativa europea, el departamento de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat de Cataluña ha elaborado un informe de especies exóticas invasoras. En total, son 177. La mayorías son plantas (52). Pero también hay peces (22), como el pez gato, una especie de agua dulce que se introdujo para la práctica de la pesca como deporte. Pájaros (18), como la cotorra argentina, un animal de compañía algo exótico que a alguien se le escapó de la jaula y se reprodujo como conejos. Crustáceos (12), como el cangrejo americano, una comida muy preciada en los Estados Unidos, que a un restaurante se le ocurrió importar, pero que no sólo no ha acabado de seducir al paladar catalán, sino que ha proliferado y amenaza el ecosistema porque ha colonizado ya 70 kilómetros del río Ebro, devora almejas, peces y plantas y amenaza el cultivo de marisco. O mamíferos (13), como el visón americano, que se introdujo en una granja para hacer abrigos con su piel, pero se escapó, se reprodujo y ahora compite con el visón europeo, más chiquitín, depreda aves y también cangrejos autóctonos protegidos.

El responsable del servicio de Fauna y Flora de la conselleria de Territori i Sostenibilidad de la Generalitat, Ricard Casanovas, explica que no todas las especies exóticas detectadas en Cataluña tienen comportamiento invasor. «De las 1.330 especies exóticas, un 13% tiene carácter invasor, esto son las 177», precisa.

Todas han llegado de la mano del hombre. El mosquito tigre, vector de enfermedades tropicales como el dengue o el chikunguya, llegó a bordo de un transatlántico, acomodado en un cargamento de neumáticos; la tortuga de Florida, como mascota, y el caracol manzana, el que más estragos está causando a la agricultura, en una pecera.

Invasión en el Delta del Ebro

Hace diez años que se detectaron los primeros ejemplares de caracol manzana en el Delta del Ebro. Y desde entonces la Generalitat no ha dejado de luchar para erradicarlo. Es un peligro para los cultivos de arroz. Puede destruir toda una parcela. El Govern ha destinado el 70% de los recursos destinados a controlar las especies invasoras entre 205 y 2018, esto son 5,4 millones de los 7,85 millones de euros disponibles.

Bienvenido al Mediterráneo

Las especies que más impacto generan en el territorio son las que viven en un medio acuático. «Se reproducen muy rápido y son capaces de ejercer un cambio bestial en el ecosistema», alerta. Cita el mejillón cebra, que llegó al Delta del Ebro en 2001, probablemente, en alguna embarcación que venía del Caspio o del Mar Negro. Coloniza y destruye los canales de riego. O al último enemigo del Ebro, la rana toro, que roa como un toro de lidia. Es capaz de poner 40.000 huevos en una sola puesta. Puede que llegara como mascota y ahora es un peligro porque amenaza el ecosistema con su hambre voraz de peces, serpientes y ratoncitos.

Para mantener a raya a las especies invasoras, el reglamento europeo obliga a hacer un informe a su regiones miembro, pero la educación ambiental se perfila como pieza clave. Desde el Govern, Ricard Casanovas, alerta de que el ecosistema mediterráneo con un clima más templado tiene más predisposición que un clima atlántico como el de Galicia para que se propaguen especies.