Elecciones catalanas
Lucha final por los indecisos
Uno de cada cuatro electores no ha decidido a quién votar. Rajoy presenta al PP como el partido «verdaderamente útil»
A nadie debería extrañarle que las encuestas no acierten el resultado de las elecciones de este jueves porque esas mismas encuestas detectan una elevada volatilidad del voto. O, lo que es lo mismo, un alto número de indecisos. El porcentaje de electores que no han decidido a quién votar se sitúa entre el 25% y el 33%, es decir, que al menos uno de cada cuatro ciudadanos todavía no ha elegido su papeleta, aunque sólo faltan cuatro días para la cita con las urnas.
Conscientes de ello, los partidos catalanes redoblaron ayer sus esfuerzos para tratar de arrastrar a su terreno a esas bolsas de electores. Mariano Rajoy aterrizó ayer en Cataluña para quedarse hasta el martes, día final de la campaña. El PP necesita mejorar sus expectativas electorales y el presidente del Gobierno se puso a la faena, tratando de sacar brillo al trabajo sucio que ha debido realizar para frenar el desafío independentista y prometiendo una labor constructiva tras el 21-D. «Nada se podrá construir sin los diputados del PP», subrayó Rajoy.
El presidente del Gobierno presentó al PP como el partido «verdaderamente útil» porque su fuerza sólo se pondrá al servicio de un giro constitucionalista en la Generalitat. «Es el momento de abrir una etapa de seguridades, certidumbres y tranquilidades», dijo Rajoy.
los duelos
Mientras el PP trataba de esta manera de evitar fugas a otras opciones constitucionalistas, Ciutadans y PSC prosiguieron con la particular batalla que arrastran desde hace varios días porque un porcentaje significativo de sus electores de 2015 (alrededor del 20%) no están seguros de qué hacer el jueves.
El candidato del PSC, Miquel Iceta, intentó impedir la transferencia hacia C’s, acusando al partido de Inés Arrimadas de querer protagonizar «un giro a la derecha». Ante esta circunstancia, Iceta erigió al PSC en una oferta sin sobresaltos, moderada. «Somos el catalanismo de toda la vida, el de Josep Tarradellas, el catalanismo del trabajo bien hecho, el catalanismo basado en el trabajo, en la negociación y en el pacto», dijo Iceta, a voz en grito, desde el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona, arropado por Pedro Sánchez y por José Luis Rodríguez Zapatero.
Por su parte, Arrimadas intentó atraer a quienes dudan entre el PSC y Ciutadans advirtiendo de que los pactos que planea Iceta no son fiables. «Si los ciudadanos votan al PSC no sabrán adónde irá su voto. Si lo que quieren es un acuerdo entre C’s y PSC, la única posibilidad de que haya un acuerdo es votando a C’s», subrayó la candidata desde uno de los pabellos en la Fira de L’Hospitalet de Llobregat, donde reunió a unos 5.000 simpatizantes.
Los duelos en el bloque constitucionalista contrastaron con la estrategia de las formaciones soberanistas, muy concentradas en movilizar a sus electores para que no duden entre sus siglas y la abstención. Para activarlos optaron por demonizar al Gobierno. Y lo hicieron subrayando la gravedad de las recientes palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que se enorgulleció de haber «descabezado» a ERC y a Junts per Catalunya.
La candidatura de Carles Puigdemont anunció que llevará a Sáenz de Santamaría a la Fiscalía por esas palabras, ya que, a su juicio, ha incurrido en «prevaricación». En el mismo sentido maniobró ERC. «Muchas gracias, Soraya, por confirmar algo que ya sabíamos todos y es que en España no hay separación de poderes y que es el Gobierno el que le dice a los tribunales lo que tienen que hacer», dijo la número 4 de Esquerra, Carme Forcadell.
Finalmente, Catalunya en Comú, con una estrategia muy difusa, la tomó ayer con el PSC aunque luego apostó abiertamente por alcanzar un acuerdo con los socialistas catalanes.
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