Cataluña
Mas sugiere a Rajoy que siga sus pasos
Se aferró al cargo de presidente de la Generalitat hasta el ultimísimo instante y solo tiró la toalla cuando la convocatoria de elecciones era tan inminente como fatal para los intereses de Convergència. En esas circunstancias dio Artur Mas un paso al lado y cedió el testigo a Carles Puigdemont, pero el ex presidente catalán ya se permite aconsejar a Mariano Rajoy que siga su ejemplo para facilitar la gobernabilidad. «Si España fuera Cataluña el presidente ya estaría pensando en dar un paso al lado», afirmó ayer Mas ante la Joventut Nacionalista de Catalunya (JNC), la rama juvenil de CDC.
Los convergentes siguen con gran atención la evolución de la investidura española porque, tal y como dice Puigdemont, «necesitamos un interlocutor». Y CDC suspira por que ese interlocutor no sea Rajoy, que se ha mostrado inflexible con la posibilidad de un referéndum de autodeterminación en Cataluña. No así el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que no sólo acepta esta votación, sino que la defiende. La cuestión es que Iglesias no se entiende con nadie por el momento y, por tanto, el referéndum soberanista continúa siendo una quimera.
«Hay una mayoría de izquierdas que no se puede hacer porque los de izquierdas no se atreven ni a hablar. Eso es muy progresista», críticó Mas en alusión a la incapacidad de PSOE y Podemos de articular un acuerdo de gobierno que CDC se ofrece a apuntalar desde el Congreso.
Su portavoz en Madrid, Francesc Homs, ofreció el viernes a Sánchez los votos de Convergència para convertirlo en presidente del Gobierno con un solo condicionante: la convocatoria de un referéndum en Cataluña.
Pero Sánchez no ha recogido en ningún momento este guante porque sería tanto como desatar una guerra civil con los barones territoriales del PSOE. «Si nosotros no dejamos claro que el PSOE no tiene nada que ver con el independentismo ni por activa ni por pasiva, a nosotros en Extremadura nos matan y yo lo tengo que decir», dijo Guillermo Fernández Vara en una intervención en el comité federal de los socialistas españoles.
Pero los pactos en España no son precisamente la única preocupación de Convergència, que tiene la obligación de renovar su partido para cortar la sangría electoral que sufre desde hace varios años. El propio Mas encabeza una «sacudida» interna llamada a refundar el partido, pero el gran interrogante es saber hasta dónde va a llegar la renovación. «Se trata de cambiar todo lo que haga falta para ser mejores y hacer un mejor trabajo», dijo el líder de CDC ante las juventudes de su partido, que reclaman que el candidato a la presidencia de la Generalitat sea escogido en un proceso abierto, que los cargos orgánicos de la formación se elijan mediante primarias y que se aparte a todos aquellos que sean investigados por la Justicia.
Es pronto aún para saber el alcance de la remodelación y tampoco se intuye quién va a ser el que tome las riendas de la nueva CDC. Hay dos nombres que darán la batalla con toda seguridad, Jordi Turull –que se quedó a las puertas de ser coordinador general tras el adiós de Oriol Pujol– y Germà Gordó. Pero a ellos se podría añadir un dirigente próximo a Josep Rull y a su apuesta por que Convergència se escore hacia la socialdemocracia.
«Hay que aprovechar los grandes activos de Converència», pidió Mas a sus juventudes en un mensaje que dejó a las claras que el congreso de junio no servirá para hacer tabla rasa con los últimos años de CDC.
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