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Paula Bonet se encara con el silencio

La pintora y escritora publica «Roedores» donde rompe los tabús sobre el aborto espontáneo

Una imagen de «Roedores», el cuento que realizó Paula Bonet para la criatura que estaba esperando/ Literatura Random House
Una imagen de «Roedores», el cuento que realizó Paula Bonet para la criatura que estaba esperando/ Literatura Random Houselarazon

Hay silencios que son injustos, fruto de ese prurito de una sociedad que en ocasiones se viste con los recelos más innecesarios, con unos pudores más propios de otros tiempos que del siglo en el que estamos viviendo.

Hay silencios que son injustos, fruto de ese prurito de una sociedad que en ocasiones se viste con los recelos más innecesarios, con unos pudores más propios de otros tiempos que del siglo en el que estamos viviendo. Eso es lo que sucede, por ejemplo, con un tema como el la gestiación y el aborto espontáneo, algo que deben vivir de manera callada todas aquellas mujeres que lo han sufrido. A ese silencio ha querido encararse Paula Bonet en «Roedores», su último libro que acaba de publicar Literatura Random House, quien ha padecido en dos ocasiones todo esto. Hablamos de libro, pero en realidad deberíamos referirnos a él como un objeto, como algo parecido a un poema visual en el que Bonet ha volcado su verdad más íntima.

El libro supone un salto cualitativo en la labor de esta pintora y escritora que recupera un cuento que hizo para la hija que no llegó a nacer, además de «Cuerpo de embarazada sin embrión» donde relata a la manera de una diario lo que pasó en aquella experiencia. El resultado es lo que su editor, Claudio López Lamadrid, ha definido con todo el sentido como «un libro único y memorable».

Según explicó ayer Paula Bonet, durante la presentación de su nueva obra, «este es el primero de mis libros sobre el que no he podido teorizar. No hay tras él una bibliografía sobre la que me pueda refugiar porque hay pocos libros que lo precedan y apenas hay novelas sobre el aborto». Lo que ha querido con «Roedores/ Cuerpo de embarazada sin embrión» es «poner un debate sobre la mesa, planteando preguntas sin melodramas ni victimismos».

Para ello la autora ha recuperado el cuento que realizó para su hija. «No iba a ser publicado y no tenía en cuenta ninguna editorial cuando trabajaba en él», dijo Bonet quien recordó . Cuando perdió el embrión explicó este proceso en redes sociales y «pensé que habría gente a favor y en contra, pero no recibí respuestas negativas. Así que fue eso lo que me hizo sacar el libro del cajón y enviárselo a mi agente literaria». Ese libro-acordeón se llama «Roedores» y su título parte del apelativo con el que se refería a la criatura que esperaba durante el embarazo, un «ratón» que luego pasó a llamar «ratona».

La autora de trabajos como «La sed» o «Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End» explica que «he intentado que el texto del libro fuera pulido, crudo, despojado de ornamentos, que se explicara más en los huecos que en las palabras, y, que a la vez, fuera universal». De esta manera, el lector se encuentra con un trabajo en el que, como subrayó la misma Bonet, «necesitaba ahorrar palabras para huir de los sentimentalismos».

Sincera y comprometida, la artista reconoce que «de lo último que me apetece hablar en estos días es de esto. Preferiría irme al Empordà a pintar paisajes, pero yo no puedo darla la espalda a una realidad como esta». «Es muy difícil hablar de la propia experiencia sin hablar del silencio propio», añadiendo que «es un estado, no una enfermedad, pero el estado te trata como si fueras una enferma. Pensaba lo doloroso que sería para una mujer que tiene jefes y debe disimular ese dolor en el trabajo. No tengo ese problema porque tengo la suerte de ser mi propia jefa». Tampoco ocultó que «nos avergonzamos de hablar de las emociones, pero tenemos que hacerlo. Si no hablamos de lo que nos pasa a nosotras, será muy difícil que entre en el debate público».

Bonet habló de su interés por el tema de la pérdida, algo que la ha llevado a adentrarse en el mito de Frankenstein y en su autora Mary Shelley, la escritora que sufrió cuatro abortos y tuvo un hijo que murió joven.