Fotografía
Peter Hujar al desnudo
La Fundación Mapfre acoge la mayor retrospectiva realizada nunca del gran fotógrafo de la bohemia artística del Nueva York de los 60 y 70.
La Fundación Mapfre acoge la mayor retrospectiva realizada nunca del gran fotógrafo de la bohemia artística del Nueva York de los 60 y 70.
La fotógrafa Diane Arbus aseguró, pocos meses antes de suicidarse, que «una de las cosas que nunca fotografiaría, sería a un perro tirado en el barro». Sus instantáneas la habían convertido en «la oscura dama de la fotografía», cuyo objetivo parecía captar mejor que nadie a perdedores, parias y desclasados. Ella, por supuesto, no los veía así, porque aseguraba que no fotografiaba a nadie por su condición vital, sino por su singularidad. El fotógrafo Peter Hujar, admirador confeso de Arbus, tampoco creía en los «fracasados» y lo que hizo fue, precisamente, fotografiar a un perro tirado en el barro. Aquella imagen no reflejaba el fracaso, el hedor y la miseria, sino la belleza, la resistencia y la singularidad de un animal magnífico en su propio abandono. El Nueva York bohemio y nocturno de los 60 y 70 tenía ya otro gran referente.
La Fundación Mapfre acoge hasta el 30 de abril la exposición «Peter Hujar: A la velocidad de la vida», la mayor retrospectiva realizada nunca del trabajo de este insigne fotógrafo. Conocido por sus retratos de mitos intelectuales como Susan Sontag, John Cage, Philip Glass, William Burroughs, Fran Lebowitz o Andy Warhol, pero sobre todo por fotografiar los ambientes homosexuales y drag del East Village, Hujar es uno de esos fotógrafos que encierran historias completas en una sola imagen. Recuperarlo ahora tiene todo el sentido del mundo.
Mientras Robert Mappelthorpe era todo ruído y furia, con imágenes que buscaban el impacto directo, lleno de sensacionalismo barroco, Hujar era ese delicado artista que no buscaba chocar con sus imágenes, sino sólo captar la verdad de lo que se ponía delante de su cámara. La exposición incluye un centenar de copias vintage, realizadas por Hujar mismo, del conjunto de su obra, desde sus inicios en 1955 a sus últimos trabajos antes de su prematura muerte en 1987 a causa del sida.
Quien se acerque a la Casa Garriga i Nogués de la calle Diputación podrá deslumbrarse por este esquivo fotógrafo que siempre huyó de los focos para poder crear con libertad y descubrir así de forma más fácil la intimidad de todo aquello que le interesaba. «Por eso no le gustaba nada Mappelthorpe, al que veía como un arribista, un charlatán que sabía venderse a sí mismo, pero que no mostraba verdad en sus imágenes», señala Joel Smith, comisario de la exposición y conservador del Morgan Library & Museum donde se guarda el legado de Hujar, que incluyen sus 3.500 contactos.
La muestra es una oportunidad única de sumergirse en los mundos «underground» y bohemios neoyorquinos, con imágenes icónicas como «El retrato de Candy Darling en su lecho de muerte», que sirvió de portada al primer disco de Antony & the Johnsons. También se pueden ver sus retratos de Susan Sontag o William Burroughs, el célebre perro en el barro o sus espectaculares fotografías de sus últimos años, cuando documentó la ruina de un Nueva York que se caía a pedazos. En sus 30 años de carrera siempre conservó las mismas preocupaciones, la búsqueda de la intimidad, la pérdida de la vergüenza y la singularidad de sus protagonistas. No ves arquetipos en sus fotos sino historias que te sumergen de lleno en un marco psicológico y emotivo concreto. Una delicia .
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