Barcelona
«Queda feo decir que habrá un golpe de Estado, pero ése es el plan de Mas»
Dicen que una mentira repetida mil veces se convierte en media verdad. El expolio fiscal de Cataluña es una teoría repetida mil veces por los nacionalistas, y de tanto repetirla, parece que no puede ser cuestionada. Joaquim Coll y Juan Arza lo ponen en duda en «Cataluña. El mito de la secesión» (Almuzara», donde desmontan «las falacias del soberanismo».
– ¿Cuáles son los mitos más flagrantes del relato soberanista?
–El relato secesionista ha conseguido extender la idea de que las razones para la independencia son muchas, enormes y de todo tipo . Además, asegura que no tendría consecuencias, que seria casi indolora, que solo trae que ventajas y que es irreversible. El soberanismo ha elevado problemas objetivables a la categoría de lesa humanidad. Ha convertido los 16 millones de déficit fiscal en el cheque fiscal de la independencia, como si al día siguiente de una hipotética secesión, ese dinero estuviera en un cajón de la Generalitat.
–Pero ustedes coindicen con el conseller de Economía, Andreu Mas-Colell, en que hay un déficit fiscal del 6 por ciento (si se calcula según el método cargo beneficio)
-Si se neutralizan sí. Pero la neutralización es una hipótesis que consiste en saber qué pasaría si la deuda se pagara de golpe en un año y eso no ha pasado en ningún lugar del mundo. El déficit contable es pequeño, en 2010, del 1,7 por ciento. El España nos roban, es otro elemento convertido en lesa humanidad, igual que la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatut. Para hallar argumentos de pueblo oprimido han tenido que dramatizar temas como el de las balanzas fiscales que no se calculan en ningún estado del mundo.
–Entonces, el 4 por ciento de déficit fiscal que tienen algunos landers alemanes es también un mito.
–Evidentemente, no existe. ¡Y qué decir de la sentencia del Estatut! Es verdad que algo que se refrendó, luego se revisó. Pero las modificaciones fueron pequeñas para salvar su constitucionalidad. Quien hubiera pensado que mover una coma sería una herida sangrante insoportable.
–El libro defiende que el proceso soberanista nace de las élites, ¿pero la manifestación de la Diada de 2012 no desmonta esta tesis?
–No. Solo hay que fijarse en el calendario. La manifestación de 2010 contra la sentencia del Estatut no fue de un millón de personas. Al margen de que en las calles de Barcelona no cabe un millón y medio, eso es un invento del 77. Nosotros contamos la vía catalana y había 800.000 personas, igual que en el pasado 11 de septiembre, es una burrada de gente, pero no el millón del que se habla. Hay muchas cifras, que salen de encuestas y manifestaciones, con las que se construye el relato soberanista. En 2010, no hubo manifestación para la Diada y el programa electoral de CiU decía «Per a una Catalunya millor». Habla de pacto fiscal, pero no de concierto. ERC, la única fuerza independentista, sacó un mal resultado.
–Pero el tripartito le pasó factura.
–Sí, pero el independentismo no pega un salto hasta 2012, cuando Artur Mas se da cuenta de que va a salir un gobierno con mayoría absoluta de Mariano Rajoy y de que en Cataluña depende del PP.
–También sirve para diluir los casos de corrupción que pesan sobre las siglas de su partido.
–Evidentemente, tienen el tema del Palau de la Música, también. Y a Artur Mas celebra la película de convertir el pacto fiscal en concierto económico, recoger el no de Rajoy y en medio de una crisis brutal, que obliga a recortar el 22 por ciento del presupuesto de la Generalitat, pone en marcha la maquinaria propagandística con la ayuda de la televisión y la radio.
–Todo esto antes de la manifestación de 2012, porque hay quien dice que Artur Mas se abraza a la «estelada» después, cuando ve que puede sacar tajada electoral del espectro soberanista.
–Antes, Mas abona el terreno para que el apoyo a la independencia pase de un 28 por ciento en 2010 a un 49 por ciento en 2012. Pero la jugada no le sale redonda, porque el espectro soberanista en las elecciones de 2012 prefiere el original a la copia y revive ERC. Se inicia un proceso de radicalización. Mas tiene la opción de irse a casa, pero CiU no tiene sustituto y se queda. Acepta las condiciones de ERC y hasta 2014 sigue trompeteando la propaganda con la ayuda del tricentenario y el referéndum escocés. Mientras continúan gobernando y se ven obligados a hacer recortes brutales, pero con el juguete de la independencia, los ciudadanos están distraídos y se fijan más en debates identitarios que en el déficit sanitario. Mas acaba prisionero de su estrategia y llega al 9-N, con un gran desafío al Estado, donde deja de ser la copia, para convertirse en el original.
–Llegado a este punto un referéndum no sería la solución, cuando un 80 por ciento lo apoya.
–Soy contrario, porque para votar la secesión tienen que haber causas muy graves que justifiquen que hay una comunidad que recibe un maltrato severo y no es el caso de Cataluña. Tampoco creo que cerrara nada, si pierden querrían votar en cinco años. Además, no tengo la sensación de que en Cataluña haya un deseo de independencia constante en el tiempo, es un proceso nuevo que tiene tres años. Sociológicamente no hay una mayoría independentista.
–¿Prometer el 27-S que es el inicicio de un proceso constituyente, es mentir a la ciudadanía?
–Creo que sí, a excepción que propongan un golpe de estado, porque cuando solo con una mayoría absoluta en el parlament quieres romper con la unidad del estado y dices que lo vas a hacer por desconexión, tiene que haber una mano que arranque. Queda feo decir que haya un golpe de estado pero en técnica constitucional sería esto, no puede hacer proceso constituyente porque no tiene las mayorías para reformar la constitución. El proceso constituyente, lo haces cuando eres un estado soberano, no antes.
–En la presentación de su libro, vimos a PSC, Ciutadans y PP juntos, y cuesta verlos, ¿ha faltado un discurso desde el flanco unionista que desmonte estos mitos?
–Los únicos que hacen frentismo son los soberanistas, queremos elecciones pluripartidistas con la posibilidad de elegir programas conjuntos.
– ¿Qué papel juegan los medios en la construcción del relato?
– Fundamental, sin su participación la manifestación multitudinaria de 2012 no hubiera existido. Sin las mentiras de los representantes del gobierno catalán, repetidas por los medios catalanes, no se hubiera creado este clima. No hay mayoría social independentista, pero sí que hay hegemonía del relato soberanista.
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