Barcelona

Terraceo de altura

«Vespres Inèdits» invita a los barceloneses a descubrir las terrazas de los hoteles de la ciudad con el anzuelo de dos tapas y una cerveza por 9 euros.. Barcelona quiere integrar a los hoteles en el circuito de bares y restaurantes

La inicitaiva de Damm permite descubrir terrazas con vistas a Barcelona privilegiadas como la del Yurbban Passage
La inicitaiva de Damm permite descubrir terrazas con vistas a Barcelona privilegiadas como la del Yurbban Passagelarazon

«Vespres Inèdits» invita a los barceloneses a descubrir las terrazas de los hoteles de la ciudad con el anzuelo de dos tapas y una cerveza por 9 euros.

«¡Qué “movidas” se inventan estos de Damm para arrancar a la gente del sofá!», exclama Carme Ruscalleda, la mujer con más estrellas michelin del mundo, para romper el hielo. Lo de romper el hielo es una metáfora como una casa porque el Jardín Mimosa del Hotel Mandarin Oriental, en una privilegiada manzana del Eixample del paseo de Gràcia, no se escapa de la ola de calor con la que el mes de julio se ha presentado en Barcelona. Al atardecer, se está mejor. El sol ya no castiga y sopla la brisa. Por eso, en verano, los de Cerveza Damm organizan los «Vespres Inèdits» y no las mañanas inéditas. Una cerveza gastronómica Inèdit más dos tapas de autor, como las que Carme Ruscalleda ofrece en el Mandarin, por 9 euros.

Hasta el 28 de julio, entre las 18.00 y las 21.00 horas, cuando se pone el sol, 23 terrazas de hoteles de Barcelona y una de un restaurante ofrecen este tentempié. Esta es la «movida» de la que habla Ruscalleda. Los «Vespres Inèdits», una alternativa a los «afterwork», ese momento de distensión tras el trabajo.

La fórmula está pensada para que los ciudadanos pierdan el miedo a entrar a un hotel. Resulta que los hoteles no son sólo para los turistas. Están abiertos a todo el mundo, también a los vecinos de Barcelona. Aunque el metre y el lujo de los hoteles cuatro y cinco estrellas impongan, la entrada es libre. Y se puede acceder con sandalias y zapatillas.

Ruscalleda explica que cuando era pequeña su padre no la llevó jamás a comer a un restaurante. Y lo cuenta con la intención de romper esquemas, para que los barceloneses se animen a ir a comer a los restaurantes de sus hoteles y de paso descrubran espacios maravillosos. «En Londres, Nueva York y París, hay más cultura de hoteles», dice la chef Premio Nacional de la Real Academia de Gastronomía a la mejor cocinera en 1998, Cruz de Sant Jordi en 2004 y Premio Nacional de Cultura en 2019.

En el Mandarin ofrecen un «brunch» los domingos pensado para ir con niños, añade. Quién sabe si esos niños cuando sean adultos se extrañen cuando alguien de la generación «Z», «millenial» o «EGB» les cuente que de pequeños nunca fueron con sus padres a comer a un hotel.

Para los «Vespres Inèdits», Ruscalleda ha creado dos tapas. Un vasito de salmorejo de remolacha, langostino, gelatina de manzana y chía, con un dado de pan con tomate. Y un coca de briox de adobados, salmón y mayonesa de miso, que recuerda a los aromas de Japón.Los dos platos están pensados para maridar con la cerveza creada por Damm y vFerran Adrià, aromatizada con lúpulo, piel de naranja, regaliz y cilantro.

La gracia de la ruta de esta edición es que no hay dos platos ni terrazas iguales. Xavier Franco, chef del Yurbban Passage Hotel&Spa, que tiene una sorprendente terraza con vistas 360º sobre Ciutat Vella, recuperar la cocina catalana a través de una tostada de roast beef con una crema de berenjenas ahumada y un pescado marinado con «escalivada» y hortalizas. El Hotel Casa Fuster también actualiza clásicos, aunque muy diferentes, recupera el canelón crujiente de carrillera de cerdo ibérico y jugo de carne con cerezas. Y el Negresco Princess, en cambio, sorprende con una tapa semidulce: una mousse de guayaba con crumble de queso y nueces.