María Kodama fue la inseparable compañera del escritor Jorge Luis Borges en los últimos años de su biografía. Con el autor de «El Aleph» recorrió buena parte del mundo, aquellos rincones que quería conocer porque le recordaban a viejas lecturas, como las leyendas japonesas, o simplemente eran lugares que deseaba pisar, como Egipto.

La Biblioteca Jaume Fuster de Barcelona recoge en una exposición el rastro de todo ello, a partir de las fotografías que tomó Kodama en esas excursiones. La muestra fue presentada ayer de la mano de la viuda de Borges quien recordó que «me gusta la fotografía porque, aunque yo me dedico profesionalmente a la palabra, la imagen es un instante y estas fotos muestran el interior de la persona fotografiada y la relación entre las personas fotografiadas. Nunca mienten».

En las imágenes, que dieron pie a un libro titulado «Atlas», podemos ver a un Borges feliz subiéndose a un globo junto con Kodama, paseando por un jardín japonés en el que había haikus grabados, conversando con Torrente Ballester en Toledo o visitando su librería favorita en Ginebra, ciudad en la que murió y está hoy enterrado.