Comunitat Valenciana
FALSOS ARGUMENTOS CONTRA LA LACTANCIA (I)
Muchos de los ataques contra la lactancia materna proceden de creencias no fundamentadas por la evidencia científica
Muchos de los ataques contra la lactancia materna proceden de creencias no fundamentadas por la evidencia científica
La leche materna es un fluido nutritivo de incuestionable valor biológico, que durante miles de años fue el único alimento disponible para la especie, y que nadie cuestiona que es el estándar de oro de la alimentación infantil. Sin embargo, desafortunadamente no hay órgano secretor más criticado que la glándula mamaria. «No fabrica leche suficiente», «la calidad de la leche no siempre es buena», «a partir de los seis meses la leche es agua»...
Muchos de estos ataques corresponden a creencias no fundamentadas por la evidencia científica. Los seres humanos nos nutrimos de una gran variedad de alimentos, pero ninguno de ellos está «diseñado» exclusivamente para nosotros, salvo la leche materna y esta es la principal verdad.
Ninguna especie de mamíferos priva a sus crías de su leche, tan solo los humanos siendo racionales y sabiendo los numerosos riesgos que supone alimentar con leche de otra especie, por muy modificada y adaptada que esté, la elegimos, bien por falta de información o por falta de ayuda, que no sé lo que es peor.
Podríamos decir que dos son las principales causas de abandono de la lactancia, la hipogalactia (falta de leche) y el dolor en la madre durante la lactancia. De esta última hablaremos en otro artículo. Ahora me centraré en la hipogalactia.
Decir primero que la hipogalactia como tal no existe, a pesar que prácticamente el 99,99 por ciento de las mujeres que amamantan refieren alguna vez sufrirla. Por supuesto que hay enfermedades que pueden causar hipogalactia, pero también las hay que producen obesidad y no todos los obesos están enfermos. Podríamos decir que la falta de leche o hipogalactia está en el subconsciente social. ¿Cuántas de nuestras madres han deseado amamantar y han abandonado por falta de leche? Se dicen a sí mismas, «como mi madre no tenía leche yo tampoco tendré», como si de herencia se tratara.
Se hereda el miedo, pero no la falta de leche. Las cosas afortunadamente han cambiado. Hace 30 o 50 años, para que la madre descansara después del parto la separaban del bebé, que era trasladado al nido. Un nombre, que no hace honor a lo que representa, porque la «madre pájaro» está con sus crías y el «padre pájaro» trae el alimento para ambos.
En los nidos humanos el bebé estaba solo y era llevado al lado de la madre cada tres horas para ser alimentado, siempre antes de mantener un ayuno de seis horas o más tras el parto.
Una práctica nada recomendable para comenzar la lactancia. Lo que no sé es cómo estas pobres madres llegaban a tener una gota de leche.
Hoy conocemos que para garantizar una buena lactancia el bebé debe continuar en contacto con la madre al nacer. De este modo se facilita la secreción de una serie de hormonas encargadas de la producción y la eyección de la leche.
Nada de ayuno ni alimentar cada tres horas, hay que hacerlo a demanda. Sobre todo el primer mes, para que las hormonas se mantengan en unos niveles altos en sangre. Para ello no deberíamos dejar pasar más de dos horas sin alimentar al bebé, ya que pasado este tiempo esta maravillosa hormona desciende poco a poco hasta llegar a valores normales.
El contacto entre la madre y el bebé y la lactancia exclusiva y frecuente ayudan al establecimiento de la misma, pero además el personal sanitario, debe comprobar que el agarre y la succión son los adecuados. El pezón debe entrar en la boca del bebé de forma correcta y este debe succionar de forma apropiada. Es necesario la valoración de un profesional cualificado que pueda diagnosticar que la succión del bebé es adecuada y que no hay ningún problema que interfiera, es la madre que desea lactar quien debe exigir la ayuda de personal cualificado.
Pueden enviar sus preguntas a consultalactancia@larazon.es
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