Política
La austeridad se impone en los partidos por el recorte de ayudas
La crisis económica también está ahogando a los partidos políticos, que se han visto obligados a recortar sus gastos año tras año. Ahora, después de que el Consell anunciara un caída del 30 por ciento en las subvenciones que perciben, han de volver a apretarse el cinturón. Sin embargo, el margen es escaso y en algunas ocasiones, inexistente, puesto que quemaron sus últimos cartuchos durante el pasado ejercicio.
Este año cobrarán 1,2 millones de euros (medio millón menos de lo presupuestado) a repartir entre PP, PSPV, Compromís y EU, según número de escaños y porcentaje de votos. Esta cantidad además dista mucho de la que percibían en 2007, 3,5 millones. En 2011 se recortó hasta los 1,7 millones de euros. Aun así, no los cobraron hasta 2012, año en el que la subvención a su vez sufrió una nueva reducción, hasta los 430.000 euros, un 75 por ciento menos de lo previsto.
La oposición, aunque en voz no muy alta, criticó la medida del Ejecutivo de Alberto Fabra, alegando que dificulta el trabajo, sobre todo de los minoritarios. El síndic socialista, Antonio Torres, fue más allá y la calificó de «poca vergüenza». Palabras que pueden comprenderse teniendo en cuenta las finanzas de Blanqueries.
El partido que lidera Ximo Puig aprobó un plan de ajuste «importante». Según fuentes del PSPV, solo recibieron el pasado año 140.000 euros de los 540.000 que en teoría tenían que cobrar, por lo que redujeron un 40 por ciento su plantilla, con un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) negociado con los trabajadores. La dirección también aumentó la parte que retiene a los salarios de los diputados.
Sin embargo, estas iniciativas no han sido suficiente para equilibrar sus cuentas, ya que se enfrentan a una deuda superior a los nueve millones de euros, una parte contraída para hacer frente a los elevados costes de personarse en los casos de corrupción que azotan a la Comunitat. Para sufragarlos, incluso iniciaron una campaña de recogida de fondos entre la ciudadanía, de la que habrían recogido únicamente unos 4.000 euros en tres meses.
«Hemos tenido que hacer grandes esfuerzos y sacrificios para hacer lo mismo con menos. Somos el partido político que más se parece a la sociedad y, por tanto, tenemos los mismos problemas que pueda tener cualquier economía doméstica».
En este sentido, cabe recordar que los partidos se financian además de con las ayudas públicas, con las aportaciones de la militancia, que en el caso del PSPV, no ha dejado de disminuir.
Recurrir a los afiliados es la estrategia que siguió Compromís para hacer frente a estos ajustes. Pidió a sus bases que abonaran las cuotas correspondientes al segundo semestre para poder pagar a sus trabajadores.
Fuentes de la coalición señalaron que los impagos ascienden a 400.000 euros, por lo que tienen problemas «serios» de tesorería. No obstante, subrayaron que no tienen deudas importantes, por lo que no llevarán a cabo ajustes importantes con el nuevo recorte. «Estábamos funcionando ya con previsiones austeras, aunque obviamente, perdemos capacidad».
En esta misma línea se pronunciaron desde EU. Previendo la senda de recortes continuos, aprobaron ya unas cuentas «conservadoras». Ahora, habrá que contener más el gasto, pero confían en que no afecte a la plantilla. Descartaron reclamar adelantos a las bases, ya que éstas también están atravesando dificultades.
El Partido Popular, aunque es el partido más fuerte por ser el mayoritario, no está exento de hacer un esfuerzo extra. Tuvo que despedir a algunos trabajadores y aprobó una bajada de sueldo del 20 por ciento. Sus facturas de la luz han caído un 48 por ciento y las de teléfono, un 33,5. En material de oficina, según fuentes de la calle Quart, redujeron un 90 por ciento los gastos.
Además, los cargos orgánicos no perciben remuneración por parte del partido.
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