Iñaki Zaragüeta

LOS TRES OCULTARON LA VERDAD

¿Qué hubiera sucedido si en sus respectivos programas electorales, el PSPV, Compromís y Podemos hubieran incluido además su intención de aumentar el número de vicepresidencias, el número de Conselleries, el número de secretarios autonómicos, el número de directores generales y el número de asesores?

La Razón
La RazónLa Razón

¿Qué hubiera sucedido si en sus respectivos programas electorales, el PSPV, Compromís y Podemos hubieran incluido además su intención de aumentar el número de vicepresidencias, el número de Conselleries, el número de secretarios autonómicos, el número de directores generales y el número de asesores?

Pregunta ¿qué hubiera sucedido si en sus respectivos programas electorales, el PSPV, Compromís y Podemos hubieran incluido además su intención de aumentar el número de vicepresidencias, el número de Conselleries, el número de secretario autonómicos, el número de directores generales y el número de asesores? Más aún, si hubieran proclamado que el vicepresidente de Podemos hubiera expresado su negativa a una sede en el complejo Nueve de Octubre y su exigencia de tener un palacete como sede?.

¿Qué hubiera pasado? ¿hubieran obtenido los mismos votos? Seguro que no. Por eso lo ocultaron.

Todo eso ha sucedido. Más vicepresidencias, más Conselleries, más Secretarías autonómicas, más Direcciones Generales, más asesores y un palacete más.

Además, analizada la negociación para llegar al acuerdo entre los tres partidos, primaba el reparto de cargos, no las necesidades para la buena gestión. ¿Alguien ha reaccionado seriamente?. En serio nadie, ni siquiera la oposición. Quizá porque mañana les puede pasar a ellos.

Imaginemos por un momento cuál hubiera sido la reacción de Ximo Puig, Mónica Oltra, Rubén Martínez Dalmau, sus mariachis y la mayoría de los medios de comunicación si eso lo hubiera hecho el Partido Popular. La cruzada hubiera alcanzado cotas del Apolo XI ya que en estas fechas se celebra su cincuenta aniversario, hasta incluso hubiera corrido la sangre con reguero, políticamente hablando, por supuesto. ¿Quién podría confiar en los políticos si se aplicara aquel pensamiento «lo que me duele no es la mentira, es que ya no puedo confiar en ti? Así es la vida.