Restaurantes
Cinco terrazas donde esperar al verano
Quien no ansíe la llegada del calor que levante la mano porque, si preguntamos a nuestro alrededor, todo bicho viviente desea hacerse con una mesa en una de tantas «roof tops» y terrazas de la capital.
Cierto es que Picalagartos está en boca de todo apasionado del terraceo que, a la vez, desea comer mejor que bien. Se trata del nuevo proyecto de Javier Muñoz-Calero, socio de Azotea Group y responsable de que a la del Círculo siempre queramos volver, lo mismo que a Nubel y a Forús Barceló. Está situada en las plantas octava y novena del recién inaugurado NH Collection Gran Vía y su espacio culinario, con capacidad para 150 comensales, es un verdadero balcón a la Gran Vía. Cuenta con varios espacios al aire libre, con una barra y con el Cardhu Scotch House, un bar especializado en los mejores whiskies de malta y blend escoceses. Encontramos el exclusivo con Tanqueray Sky Garden, un jardín urbano en el centro de Madrid donde disfrutar de la mejor carta de cócteles y del perfecto gin&tonic. De comer, entrantes castizos como los boquerones en vinagre o la ensaladilla rusa con cachelos y ventresca o las bravas Montera. Muy recomendables son tanto las mollejas de ternera a la brasa a la pimienta verde o el espeto de dados de cochifrito lechal crujiente para armonizar con los vinos recomendados por Javier Arroyo, a quien conocimos durante sus 11 años de estancia en DiverXO. El toque refrescante lo pone el helado de mantecado infusionado con vainillas y nueces caramelizadas y barquillo artesanal.
Por su parte, Nubel se encuentra en el Patio Nouvel del Museo Reina Sofía con vistas a la escultura La Pincelada (Brushtroke), de Roy Lichtenstein. De su apuesta gastro nos entusiasman los «buns-xs» de torrezno crujiente con pepino, puerro encurtido, mole y mayonesa con chiles, además del «bibimbap», un plato de la cocina coreana versionado con arroces del mundo salteados, cacahuetes, verduras y yema semi cuajada. Cierto es que los atardeceres en la Azotea del Círculo se han convertido en un emblema. Entre las tan mediterráneas sugerencias nos quedamos con las coquinas con cayena y ajo fino, además de las pamplinas con remolacha y eneldo.
Asimismo, hace unos días se inauguró Casa Corona, un refrescante oasis de color verde que es el jardín de la Fundación Ortega y Gasset (C/ Fortuny, 53). Sepan que aquí, las coronitas se armonizan con una carta, cuyo apartado para compartir anuncia un trío de hummus con sus crudités y crackers. En el «entre panes» cabe desde una burger cien por cien vegetariana con maíz, zanahoria y pimiento y pan crujiente hasta un sándwich de roast beef con queso. No falta el poke de atún y la ensalada de quinoa y mango para quienes opten por una propuesta «healthy». ¡Ojo! Los sábados y domingos sirven un brunch.
The H Club, situada en el número 25 de María de Molina, es la terraza de Warehouse. ¿Lo mejor? El quiosco con ibéricos de Organic Farm, de Hacienda Zorita, situada en pleno corazón del Valle del Duero, donde se elaboran sus quesos, embutidos, aceites y vinos, todos disponibles en el citado restaurante. En él, Juan Martínez-Alonso basa su propuesta en el concepto «farm-to-table», con el cerdo ibérico como protagonista.
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