Comunidad de Madrid

Cristina Cifuentes: «Tengo mucho que decir en la elaboración de mi lista»

Últimas horas de Cristina Cifuentes como Delegada del Gobierno. En el día de su cese como delegada, Cifuentes recibe a LA RAZÓN antes de mudarse a su despacho de candidata en Génova. Entre caja y caja, habla de su candidatura y hace balance de los que han sido los tres años «más felices de mi vida»

Siete cajas de mudanza sólo para los objetos personales. Cifuentes quiso encargarse personalmente ayer del traslado de sus recuerdos.
Siete cajas de mudanza sólo para los objetos personales. Cifuentes quiso encargarse personalmente ayer del traslado de sus recuerdos.larazon

El de ayer no fue un día fácil para Cristina Cifuentes. Se despidió oficialmente de la Delegación del Gobierno, tras la aprobación de su cese en el Consejo de Ministros. Un día «regular», asegura, en el que resulta inevitable que no se le escape alguna lágrima. «Llevo varios días recogiendo. He vivido aquí prácticamente 24 horas al día y tenía muchísimas cosas: cuadros, libros, objetos... Recogerlo todo ha llevado su tiempo y me daba pena cada vez que quitaba algo de la mesa». Mientras apura sus últimas horas para organizar esta mudanza con destino a la calle Génova, preparar el traspaso de poderes y hacer balance de estos últimos tres años y cuatro meses –«los más felices de mi vida», no duda en reconocer–, dos operarios colocan su retrato junto al de sus antecesores en el cargo en el recibidor del Palacio de Bor-ghetto. No es la única pista que apunta a la despedida. En las cajas que se amontonan en el suelo de su despacho, Cifuentes ya ha guardado algunos de los recuerdos que ha acumulado en este tiempo: «Son cosas con mucho significado para mí. Me las regalaron cuando estaba en el hospital. Tengo, por ejemplo, una muñeca policía que me regalaron los agentes del SUP; la Guardia Civil me regaló un cuadro con uno de los perros con los que yo estuve cuando eran cachorros, dibujos que me dedicaron niños cuando me recuperaba del accidente». Para el final dejará lo más especial. «Lo último que tengo es el retrato de mi padre, y eso me lo llevaré en el bolso».

El grave accidente de tráfico que estuvo a punto de costarle la vida y la muerte de su padre son los dos episodios que, a nivel personal, destaca como los más duros, como también tiene claro qué ha sido lo peor a lo que ha tenido que hacer frente en el terreno meramente profesional: «El momento más difícil ha sido perseguir al pederasta de Ciudad Lineal». Recuerda como «espantosa» la noche en la que tuvo que hablar con el padre de una de las niñas secuestradas cuando todavía la pequeña estaba desaparecida. Cuenta que trató de tranquilizarle cuando aún «no sabíamos si iba a aparecer o no». Finalmente, la Policía atrapó al «monstruo» y la delegada tuvo ocasión «de hablar con ese padre para contarle que la detención había sido posible gracias al retrato robot que él y su hija habían hecho».

Aunque asegura que en las últimas tres semanas ha trabajado casi 20 horas al día, es consciente de que la campaña electoral que protagonizará en pocas semanas será frenética. «Estaré dedicada a los actos de precampaña y a la elaboración del programa electoral, que es un trabajo complejo», señala, entre otras cosas porque avisa de que se comprometerá, si recibe el aval de los madrileños, a cumplir el 100% de sus propuestas: «Haré un programa muy concreto, muy escueto, pero que cumpliré y si no, se asumirán responsabilidades». Por eso promete poner todos sus esfuerzos en los comicios del 24-M y no distaerse en si tras la cita con las urnas podrá presidir o no el PP madrileño: «No me lo quiero plantear. Tenemos una presidenta que salió elegida por una mayoría muy amplia. Yo me planteo metas concretas y la mía es dedicarme a las elecciones». Ella se limita a parafrasear a Julio César –«cuando lleguemos a ese río, cruzaremos ese puente»– cuando se le recuerda que Aguirre ya ha dejado caer que no se presentará: «Si no se presenta, veremos».

Desde hoy, en su nueva vida como ex delegada y candidata, su tarea más inmediata pasa por confeccionar la lista electoral con la que intentará retener el feudo de Madrid para el PP, tal y como ha ocurrido en el último cuarto de siglo. «Acuerdo», «equilibrio» y «renovación» son las tres palabras que salen de la boca de la «número 1» del PP a la Comunidad de Madrid. Asegura que desde que se conociera su designación las reuniones con la cúpula regional de los populares han sido habituales y deja claro que aunque «Esperanza Aguirre es la presidenta del partido», ella, «como candidata», también tiene «mucho que decir». No hay «cuota Rajoy», afirma. Pero las negociaciones, como no podía ser de otra manera, no están siendo un camino de rosas: «Ahora estamos en fase de ir acercando posturas ella me dice, yo le digo»; «ella me ha dado su opción sobre las personas que deben ir y dónde deben ir y yo le he dado la mía», explica sobre el proceso que mantiene con la presidenta madrileña y que está proximo a llegar a puerto. «Al final lo importante para llegar a un acuerdo es querer llegar a un acuerdo. Yo quiero y ella también», zanja. Eso sí, de nombres propios prefiere no soltar prenda porque reconoce que es imposible «dar cabida a tantísima gente válida interesada en trabajar» y juega con un gran hándicap: «Al final la lista tiene un número limitado». Ni siquiera da pistas sobre la identidad del número dos en la papeleta, una decisión a la que aún está «dando vueltas», aunque ya tiene claro el perfil de su escudero, cuyas cualidades también deberá tener el resto del equipo. Cifuentes busca «gente dispuesta a trabajar por lo menos lo mismo que yo, las 24 horas. Gente dispuesta a hacer una campaña en la calle, hablando y pateando».

Pocos dudan en el partido de que Cristina ha dejado su personalísima huella en su gestión en la Delegación del Gobierno y que ése ha sido uno de los puntos que ha jugado a favor de su designación. Como líder del Grupo Parlamentario popular en la Asamblea, y quien sabe si también como presidenta regional, también ya se ha marcado unas líneas maestras. «No quiero tener viceconsejeros en las listas; entiendo que los diputados deben tener una dedicación a ser diputados»; en el Gobierno de Cifuentes los números dos de las consejerías no tendrán escaño, es una de las propuestas que, asegura, incluirá su programa. En esta cruzada por que los diputados se dediquen en exclusiva a un parlamento regional que recupere su protagonismo, no tiene, sin embargo, tan claro que los alcaldes puedan ocupar algunos escaños de la cámara de Vallecas: «Con los alcaldes es más complicado porque es verdad que siempre han tenido una representación en una cámara que es territorial. Es probable que al final haya regidores. Ya hay alcaldes que son diputados y es probable que haya porque al final todos los alcaldes quieren estar pero no todos pueden estar. Se intentará también llegar a un equilibrio», concluye.

No será la única novedad respecto al Parlamento autonómico que incluya la hoja de ruta que seguirán los populares a partir del 24-M. La candidata apuesta por la reforma de la ley electoral y por la creación de circunscripciones para que «cada madrileño tenga un diputado de cabecera al que se tiene que dirigir para plantearle los problemas». «Lo que quiero es que salgan de Vallecas. ¡Si es que tienen que estar en la calle!», asegura cuando le preguntan por el espacio que deben ocupar los parlamentarios en la vida de los madrileños. También planea llegar a la Puerta del Sol con la tijera y mantiene que, a pesar de la reducción de organismos públicos y consejerías que han llevado a cabo esta legislatura Aguirre y González, todavía hay margen: «Estamos cuantificando económicamente cada una de las medidas porque yo no me comprometo como otros a ofrecer un cheque a todos los parados. Prometer es muy fácil, es gratis, pero luego hay que hacer las cosas y no engañar al ciudadano».

En el día de su adiós, Cifuentes se define a sí misma como «muy exigente y muy perfeccionista». Y asegura que abandona la Delegación del Gobierno «razonablemente satisfecha». Recurre a las cifras para hacer balance, aunque subraya que el mérito es, sobre todo, de los agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil: «En el acumulado desde que soy delegada, la delincuencia se ha reducido un 14% en la región; Madrid es la segunda capital más segura de toda Europa después de Copenhague, y con respecto a las manifestaciones, hemos tenido 11.676 y creo que se ha conseguido que se puedan desarrollar de una manera ordenada y pacífica». La experiencia de estos tres años y medio le ha valido además para incorporar a su programa como candidata a la Comunidad algunas propuestas como la reforma de la comisaría de Centro, «no sólo porque la Policía Nacional dispongan de unas instalaciones en las que poder trabajar con dignidad, sino porque la comisaría de centro es un lugar emblemático, somos una potencia turística y este punto es al que que acuden todos los turistas que han sido objeto de un delito».

Al echar la vista atrás recuerda su primer día como delegada. Fue nombrada un viernes por el Consejo de Ministros pero no prometió su cargo hasta el lunes. Apenas «dos días de interinidad» que sirvieron para que Cifuentes tuviera claro que su paso por la Delegación del Gobierno sería de todo menos tranquilo: «Fue un primer fin de semana terrible». Mientras recogía su despacho en la Asamblea de Vallecas tuvo noticia del hundimiento del «Costa Concordia». «Hubo que organizar un dispositivo en Barajas para atender a las familias. También ese sábado tuvimos una amenaza de tormenta y hubo que activar el plan de inclemencias invernales y coordinar una intervención policial en el Metro. Para terminar, en la noche del domingo, cuando yo pensaba que ya no podía pasar nada más, me llamaron para decirme que había muerto Manuel Fraga y hubo que montar un dispositivo porque los restos estaban en la casa de la hija, que no reunía las condiciones para gantizar las seguridad de todas las personalidades que se acercaron».

De los que han sido sus compañeros de trabajo en la Delegación se ha querido despedir con «una carta personalizada agradeciéndoles el trabajo que han hecho». Y sus últimas palabras son para la que, desde el lunes, la sustituirá en el cargo, la hasta ahora concejala en la capital Concepción Dancausa, con la que coincidió ayer. «Yo me encontré un despacho vacío, sin papeles, sin carpetas, sin nadie que me dijera ni orentara. Dancausa, que es una persona que tiene una trayectoria muy importante en política, tiene toda mi colaboración para lo que necesite».

Una candidatura en blanco

Recién nombrada su flamante sucesora en el Consejo de Ministros, Cifuentes recibía a LA RAZÓN en su despacho. En su ordenador, un folio en blanco con un título: «Candidatura a la Comunidad de Madrid 2015». Un formulario cuyos números estaban en blanco a excepción del primero, el suyo, Cristina Cifuentes Cuencas. Éste es, aseguró, el único nombre que está claro por el momento de cuantos aparecerán en la papeleta del PP el próximo 24-M. La candidata está enfrascada en encontrar a los mejores y reconoce que, desde que el dedo de Rajoy le apuntara, mucha gente le ha transmitido su interés por acompañarla en la lista a la Asamblea. Guiños de compañeros a los que ha ido recibiendo en los minutos entre reunión y reunión con los mandos policiales y los primeros actos de la precampaña electoral. Orgullosa de ocupar el número 1 de la candidatura del PP a la Comunidad de Madrid, Cristina tiene claro que forma parte de un ejército al que no falla: «Cualquiera de las personas que estamos en política tenemos que estar a disposición del partido y si me piden que vaya de candidata a Braojos o de número tres por Alcalá de Henares, también hubiera ido», explicó mientras recogía sus últimos enseres personales y abandonaba de forma definitiva el Palacio de Borghetto.

Objetos cargados de valor sentimental

La agente Cifuentes

Entre los regalos que consiguieron sacarle una sonrisa aquel fatídico verano de 2013, mientras pasaba unas duras semanas de recuperación, está la muñeca de ella misma vestida con el uniforme de su «querido» Cuerpo Nacional de Policía.

Fan de Tintín

Siempre se ha declarado «fan» de Tintín. Un cuadro del mítico personaje de cómic presidía su despacho, pero el cohete ocupaba un espacio preferente.

Amante de Asia

No es ningún secreto que uno de sus tatuajes más visibles es un símbolo chino en la muñeca. La decoración oriental se coló con ella, más si cabe, en Miguel Ángel, 25 antigua sede de la embajada japonesa.

Familiar

Su «talismán» es una instantánea con su progenitor, recientemente fallecido.