Ana Botella
Devoción y azulejos para restaurar la iglesia de la Virgen de la Paloma
Los fieles de la parroquia recaudan dinero para rehabilitar el templo
MADRID- La fiesta de la Paloma, una de las más populares de la ciudad y que tiene lugar en el barrio de La Latina, reunió ayer a cientos de personas que se congregaron en la parroquia San Pedro el Real y en sus inmediaciones. Los asistentes, fieles, turistas y curiosos, no quisieron perderse el tradicional descendimiento del cuadro de la Virgen de la Paloma por parte de los bomberos.
Además, este año y por primera vez, los «Amigos de la Virgen de la Paloma», iniciativa promovida por el párroco Vicente Inza, repartieron boletines a la entrada de la iglesia para que aquellos que quisieran contribuyesen con una pequeña donación para la rehabilitación del templo parroquial y sus dependencias. Para ello vendían azulejos y rosarios con la Paloma.
A la misa, oficiada por el obispo auxiliar de Madrid, Fidel Herráez, acudieron personalidades de la política como el consejero de Medio Ambiente, Borja Sarasola, y el delegado de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento, Enrique Núñez. La gran ausente fue la alcaldesa, Ana Botella, que este año ha faltado al tradicional encuentro. Concluida la ceremonia y ante la atenta mirada de los presentes, los bomberos de Madrid procedieron al descuelgue del cuadro de la Virgen. El honor de hacerse cargo del descendimiento recayó sobre el bombero Bruno David Fernández, del parque número 2 –el de Manuel Becerra–. Éste sustituía a un compañero, Ángel de la Cruz, enfermo de cáncer.
En declaraciones a los medios de información, Fernández dijosentir «mucho orgullo y mucha satisfacción porque este año yo me he convertido en el cuerpo y los brazos de Ángel». Y, aprovechando la ocasión, agradeció el apoyo prestado por su compañero enfermo diciendo que «me ha estado dando fuerzas y ánimos, además de mucha tranquilidad, todo el rato». Con cánticos y vítores de «¡Viva la Virgen de la Paloma!» o «¡Viva los Bomberos de Madrid», los congregados en la ceremonia animaron al cuerpo de Bomberos cuando éstos procedieron a bajar la imagen de la Virgen. Algunos de los presentes se emocionaron durante el acto llegando a decir: «La Paloma es como mi segunda madre».
En la calle, donde se encontraban reunidas las muchas personas que no pudieron entrar en la iglesia, calmaban su sed y las fuertes temperaturas tomando la tradicional limonada en las barras que montaron los locales en la calle. Para saciar el hambre, los madrileños y turistas pudieron disfrutar de la gastronomía madrileña.
Le piden salud, trabajo y paz
Miles de madrileños se dieron cita ayer en la procesión de la Virgen más castiza (La Paloma), que salió a hombros del Cuerpo de Bomberos. No podían faltar don Hilarión y las hermanas Casta y Susana, protagonistas de la famosa verbena. El boticario comentaba que está «muy contento porque cada año haya más gente» y pide a la Virgen «paz y trabajo para todos». Éstos, junto a la salud, eran los deseos más repetidos. Los fieles acompañaron a la Virgen entre gritos y loas. Y así, un año más, se cumplió la tradición de La Paloma, informa L. Hernández.
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