Política

Operación Candy

El logo de un gimnasio en una toalla y una prueba de ADN, los «errores» que le atraparon

TAPADO Fue encapuchado para evitar que su imagen se difundiera y «contaminar» así las ruedas de reconocimiento
TAPADO Fue encapuchado para evitar que su imagen se difundiera y «contaminar» así las ruedas de reconocimientolarazon

La última víctima reconoció el logo de un centro deportivo y la investigación dio un giro radical. Además, la ropa de la última menor, una imagen de su vehículo y una orden de embargo le delataron.

1, A raíz del último hecho consumado (la niña de origen dominicano el pasado 22 de agosto) el caso dio un giro espectacular. La descripción de la niña fue crucial. Aunque fue un compendio de indicios, quizás la pista que hizo dar un giro de 180 grados fue una toalla. La menor vio en el coche una con las siglas y el símbolo de un centro de musculación que frecuentaba el pederasta. Ahí se pudo acotar muchísimo el cerco. También la marca en el cristal del vehículo fue determinante, según fuentes policiales.

2. Dejó vestigios de su ADN en la ropa de esta última víctima. La prueba está, en parte, contaminada, según fuentes policiales. Sería una de las principales pruebas objetivas incriminatorias ante el juez. El jefe superior de la Policía de Madrid, Alfonso Fernández Díez, ha confirmado hoy este extremo, aunque no ha querido dar más detalles atendiendo al secreto sumarial. Fernández Díez ha indicado que durante la larga investigación se han ido recogiendo "todos los vestigios posibles, algunos son identificativos y otros han sido desechados por falta de comparación".

3. Aquel día cometió varios fallos. Durante el trayecto desde la calle Gomeznarro hasta el descampado de la calle Mequinneza el individuo, con la menor ya dentro del coche, paró frente a un comercio de chinos para comprar una crema y una cámara de un autobús de la EMT captó parte del vehículo aunque no se pudo ver la matrícula y se envió hasta al FBI sin resultados positivos. Era un Citroen Xsara Picasso sobre el que había una orden de embargo, según fuentes policiales.

4. La Picasso utilizada en su último caso tenía una orden de embargo por parte de un juzgado. De ahí se pudo llegar hasta su identidad porque estaba a nombre de una empresa de compraventa de vehículos para la que trabajaba.

5. Aunque que se pensaba que era muy cuidadoso a la hora de delinquir, no se desprendió de su teléfono móvil, que le sitúa en los lugares de la agresiones. La triangulación de su teléfono móvil le situaba en casi todas los puntos de las agresiones, aunque este extremo se pudo comprobar una vez que ya se supo la identidad del varón.

6. Compraba las benzodiacepinas en farmacias de su zona de acción, territorio de la «operación Candy».