Política

Fiesta del 2 de Mayo

Mayoría absoluta en el 2 de mayo más político

La Real Casa de Correos se desbordó en un día en el que el presente y futuro del PP fue lo más comentado

Ignacio Aguado, Pablo Casado, Ángel Gabilondo y la delegada del Gobierno, María Paz García / Foto: Luis Díaz
Ignacio Aguado, Pablo Casado, Ángel Gabilondo y la delegada del Gobierno, María Paz García / Foto: Luis Díazlarazon

La Real Casa de Correos se desbordó en un día en el que el presente y futuro del PP fue lo más comentado.

Fiesta de la Comunidad de Madrid en tiempo post y preelectoral. Esta circunstancia fue el gran aliciente para que se batieran récords de asistencia a los actos institucionales y para que los canapés se quedaran escasos en la Real Casas de Correos. Una fiesta más política que otra cosa, donde hubo escasa asistencia del mundo de la farándula y mucha de políticos de ayer, de hoy, y quién sabe si de mañana. El patio central de la Casa de Correos tenía el aforo completo, incluso se sobrepasó, y ya en el momento del cóctel, desenvolverse por su superficie era como ir en el metro a las ocho de la mañana, pero en el metro de Japón, con codazos para abrirse camino, bien hacia la barra bien al encuentro del político.

En el preámbulo destacó la llegada de personajes del ayer, como la ex presidenta, Esperanza Aguirre, que preguntaba a sus amistades: «¿Cómo lo veis? ¿Qué va a pasar?», para posteriormente hacer comentarios indirectos, sin comprometerse, pero comprometiendo a alguno.

Estuvieron todos los candidatos y candidatas, compañeros de listas y arrimados a las municipales y autonómicas. Él único líder nacional, Pablo Casado, que subió por las escaleras de acceso acompañado del candidato a la alcaldía, José Luis Martínez-Almeida. Un compañero de ambos decía: «Casado y experto en propiciar que algunos se hayan divorciado del partido».

Por primera vez, los políticos accedieron a la Real Casa de Correos por la entrada principal; el resto de los invitados, por la puerta de atrás. Y llegó el hombre más esperado, Ángel Garrido, de la mano de Ignacio Aguado, líder de Ciudadanos en Madrid. El ex presidente regional del PP es ahora candidato en la lista de Cs. Poco dijo ya que no hubiera expresado con anterioridad: «No soy un tránsfuga. Yo sigo donde estaba, en el centro, donde no están otros que aparentaban estarlo». Esperanza Aguirre elogio su centrismo, aunque hubiera preferido que fuera liberal, como ella.

Después se produjo el acto de entrega de medallas y condecoraciones. Sonrisas y lágrimas cuando se premió, a título póstumo, a Ignacio Echeverría, el héroe español de los atentados de Londres. Lo recibió en su nombre una mujer emocionada y serena al mismo tiempo: su madre.

Tras la entrega, el discurso del presidente de la Comunidad en funciones, Pedro Rollán, El Breve, que tuvo sus minutos de gloria, con un mensaje muy institucional, nada político y defendiendo el papel de Madrid, como integradora, apoyando sin fisuras la unidad de España, por encima de pretensiones independentistas.

Después de este acto solemne fue el turno de otro más vistoso: la parada militar, a la que puso colofón el aterrizaje de tres paracaidistas (dos hombres y una mujer) que, con precisión matemática, se posaron en el raquítico espacio dispuesto para ellos. «Hoy no podía faltar la presencia de paracaidistas», dijo un espectador, aludiendo a esos políticos que han recalado en formaciones distintas a las suyas.

La fiesta se cerraba con el tradicional cóctel. Se marchó Garrido antes de tomar una copa y de intentar en vano saludar a Casado. No estaba para muchas entrevistas, explicaciones y reproches por parte de algunos de sus anteriores compañeros. De hecho, los comentarios giraban en torno a las pasadas elecciones generales y a las municipales y autonómicas que llaman a la puerta. En el PP hay esperanza de poder reconducir la situación, aunque muchos piensan que tiempo juega en su contra. Algunos comentarios «populares» sonaban a tópicos en tiempos de derrota: «A Casado le ha venido grande, pero sobre todo, muy pronto, el tener que afrontar un reto tan importante». «No se puede decir ahora, que Vox es la ultraderecha, cuando se le ha estado haciendo guiños. ¿Estamos locos? Nos metemos con un partido gracias al cual gobernamos en Andalucía? ¿Se han calculado la consecuencias?».