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«Para mi "primer cumpleaños"me haré mi sexto y último tatuaje»
A estas alturas de 2013 a punto estuvo de perder la vida. Ahora disfruta de lo sencillo y utiliza maquillaje de Kiko
A estas alturas de 2013 a punto estuvo de perder la vida. Ahora disfruta de lo sencillo y utiliza maquillaje de Kiko
Dice que no le interesa esa parte más cínica de la política «que es como ''Juego de tronos''»; de hecho, confiesa que esta profesión nunca le interesó. Pero la vida te hace tragarte tus propias palabras. A veces con muy mala baba. Porque también dijo el verano pasado que no se tomaría ningún descanso y un mal cruce de la Castellana la obligó a tomarse un reposo forzoso –«horrible, un infierno»– en el Hospital La Paz tras un grave accidente de tráfico hace casi un año.
–¿Le quedaron ganas de volver a coger una moto?
–Creo que en la vida no hay que coger miedo a las cosas. Si no lo hago es porque se lo prometí a mis hijos cuando estuve en la UCI. Además, sería una insensatez, porque aún tengo una vértebra aplastada y cualquier golpe pequeño para mí sería hacerme mucho daño.
–¿Piensa resarcirse de las vacaciones que no tuvo el verano pasado?
–Me turno con mis hermanos para cuidar a mis padres y estaré una semana con ellos en un pueblecito de Segovia. Llevo seis años sin vacaciones pero tengo asumido que mi trabajo es así y lo hago encantada.
–¿Y cómo desconecta entonces la delegada?
–Antes lo llevaba peor; llegaba septiembre y no sabía si estaba en septiembre o en marzo pero ahora he aprendido a cortar de otra manera. De la forma más tonta: una película, un paseo... Me he comprado unas zapatillas de deporte y en cuanto puedo salgo a caminar.
–¿Por dónde es posible cruzarse con Cifuentes en vaqueros y zapatillas?
–Por aquí cerca de la Delegación, por el centro... Ayer estuve por el Patio Maravillas y creo que no se estaban dando ni cuenta.
–Siempre dice que el accidente le hizo relativizarlo todo. No sé si llegó a ver la política desde otro prisma y sintió cierto pudor de esos juegos políticos que no van precisamente en servicio del ciudadano.
–Al final te das cuenta de cuáles son las cosas importantes de la vida, que son muy pocas. Creo que desde mi puesto se pueden hacer muchas cosas, pero sí es verdad que la política nunca me ha gustado. Mi hija dice que es como la serie «Juego de tronos» y no le falta razón. Pero esas luchas de poder no me interesan. Trato de hacer bien mi trabajo y, sobre todo, poner en valor el trabajo de la Policía y la Guardia Civil.
–Mójese. ¿Tricornio o gorra CNP?
–Sería como: «¿A quién quieres más, a papá o a mamá?». He descubierto hasta qué punto trabajan por vocación de servicio con una retribución muy escasa. Los valoro y los defiendo por eso.
–¿Qué destaca de cada cuerpo?
–Soy hija de militar y a la Guardia Civil la conocía más. Por eso ha sido más sorpresa la Policía Nacional. Me llama la atención su capacidad de sacrificio; que detengan a delincuentes, sean puestos en libertad y no se desmoralicen.
–Es un mundo con un cierto punto machista. ¿Cómo han llevado tener una jefa?
–Al principio podría sentir un poco más de recelo, pero hace tiempo que me gané su respeto y ahora me ven como su jefa.
–Pero sigue poniéndose siempre coleta, su «uniforme» para trabajar con ellos. ¿Cuándo se desmelena la delegada?
–Ya me desmeleno poco, tengo 50 años recién cumplidos y lo del desmelene ya...
–¿Cómo es un día normal en su vida?
–Son días muy largos, de entre 12 y 15 horas de trabajo. Nunca me marcho antes de las 23:00 h.
Quien pase por aquí verá que siempre hay luz.
–Pasa, por tanto, muchas horas en su despacho. ¿Le gustan las vistas a la calle Miguel Ángel?
–Suelo estar con la ventana abierta. Hay muchos árboles; sin duda, es una zona estupenda.
–¿Preferiría asomarse y ver la diosa Cibeles? ¿El Oso y el Madroño, quizá?
–No, no, no... Me encanta estar donde estoy y es mi compromiso.
–Pero si Mariano le dice ven...
–Se da por descontado, pero como todos los políticos. Hay que estar al servicio del partido.
–¿Qué se tatuaría?
–Ya tengo cinco; pequeños, discretos, pero, a lo mejor, para mi «primer cumpleaños» me hago el último.
–¿Qué deja con la boca abierta a la delegada?
–Tengo mucha capacidad para sorprenderme. Soy muy disfrutona y lo hago de las cosas sencillas. Disfruto tomándome un yogur helado en mitad de la calle. No necesito hacer grandes planes.
–¿Qué no tolera?
–Tolero casi todo. Pero no puedo con la mala educación ni el con sectarismo.
–¿Cuál es su debilidad?
–Mis hijos, mis gatas. Y no puedo resistirme a las pipas, el regaliz rojo y el helado de yogur.
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