Día Internacional de la Mujer

¿Por qué hoy no paramos?

126 actos reivindican hoy la igualdad en las calles de Madrid, aunque no todas las madrileñas secundarán la huelga. Educadoras, doctoras, ganaderas y amas de casa, entre otras, defenderán el papel de la mujer esta jornada trabajando.

¿Por qué hoy no paramos?
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126 actos reivindican hoy la igualdad en las calles de Madrid, aunque no todas las madrileñas secundarán la huelga. Educadoras, doctoras, ganaderas y amas de casa, entre otras, defenderán el papel de la mujer esta jornada trabajando.

Quince manifestaciones y 111 concentraciones se celebran hoy en Madrid con el objetivo de reivindicar el papel de la mujer y visibilizar que «si nosotras paramos, se para el mundo». A la espera de los datos de participación de una jornada en la que sólo las mujeres están llamadas a protestar, hay quienes no pueden o no quieren parar. Trabajar en oficios tan esenciales para la sociedad como los transportes, la Sanidad o la Educación; cuidar de dependientes, enfermos, mayores o niños es motivo suficiente para no hacer huelga para muchas de las mujeres que «mueven» Madrid a diario. Hay quienes pudiendo hacer huelga, han optado por no secundarla. Reivindican el trabajo como un triunfo, un derecho, un deber y la mejor forma de demostrar que las mujeres deben recibir el mismo trato que los hombres. Y todas ellas proclaman que no hacer huelga no significa que no defiendan el papel de las féminas en la sociedad y no luchen contra las injusticias que sufren cada día. Las madrileñas ganan un 25% menos que los madrileños, sufren más el paro (14,5%, frente al 13% masculino) pese a estar mejor formadas, y están por debajo de los hombres en la tasa de población activa, a pesar de que en Madrid hay 110.726 más mujeres que hombres. Aunque tienen más estudios, la mayoría de los puestos directivos (el 61,9%) están ocupados por hombres. La violencia de género es sin duda el primer y verdadero reto, porque si en el resto de campos en Madrid cada año se restan las diferencias, en la violencia contra las mujeres, la cifra no deja de subir.

Celia Manso. Ganadera

«Yo no puedo permitirme hacer huelga porque los animales tienen que comer todos los días»

La ganadería es un ejemplo de dar la vuelta a la tradición. Aunque las mujeres siempre estuvieron unidas a la cría de animales, hace unos años su rol se limitaba a ser ayudante del jefe, que solía ser un familiar varón. Pero ahora las cabezas de negocio firman en femenino. Celia Manso tiene una explotación a su nombre en El Boalo y en el momento en el que se jubile su padre figurará como propietaria de otra más: «Soy ganadera porque lo he mamado en casa», explica. Como propietaria y responsable del negocio afirma que no irá a la huelga «porque los animales tienen que comer todos los días», aunque asegura apoyar al cien por cien las reivindicaciones de las asociaciones feministas que han convocado los paros. Sus largas jornadas laborales provocan que Manso no tenga tiempo para estar al tanto de la actualidad y reconoce que no se enteró de la convocatoria de huelga «hasta hace unos días»: «No veo la televisión. Cuando llego a casa ceno y me meto en la cama». Sus jornadas laborales parecen no tener fin; esta mujer trabaja en su explotación por las mañanas y hace labores veterinarias por las tardes. «En esta profesión cada vez hay más mujeres, aunque siempre han estado presentes», subraya, y añade que ellas siempre han sido las encargadas, por ejemplo, «de ordeñar a las vacas de leche». Celia Manso es, además de ganadera, veterinaria, una profesión en la que asegura que las mujeres son mayoría. «Los hombres están muy acostumbrados a tratar con nosotras», indica, a la vez que afirma sin dudar que nunca ha sufrido acoso por parte de un varón. También tiene palabras para su marido, que asegura que hace que su día a día sea más «sencillo».

Susana Pérez Quislant. Alcaldesa de Pozuelo

«No se me ocurre una manera mejor de poner en valor nuestro papel en la sociedad que trabajando»

Hoy cumple mil días al frente de un ayuntamiento que cuenta con alcaldesa, jefa de Policía Municipal, comisaria, jueza, fiscal y gerente del servicio de Emergencias 112. «Pozuelo de Alarcón es la prueba de que las mujeres estamos preparadas para ocupar puestos de relevancia», dice con orgullo Susana Pérez Quislant. Es una de las 21 alcaldesas que tiene el PP en la Comunidad de Madrid. Aunque su partido es el que más mujeres tiene al frente de municipios, en la Comunidad de Madrid sólo el 24% de los municipios están gobernados por alcaldesas; una cifra que califica de «mejorable». «Hay que impulsar medidas para promocionar el avance de la mujer en los puestos de alta dirección», pero no mediante un sistema de cuotas: «Creo que la mujer debe ocupar el sitio que le corresponda, por su mérito y su valía».

En su día a día no hay descansos, horarios, fines de semana... ni va a haber huelga. Como buena licenciada en Derecho tiene muy presente que hacer huelga es un derecho y como tal «lo respeto», pero también reivindica el derecho a trabajar de aquellas personas que quieran hacerlo. Y deja clara una cosa: «Quienes no hacen hoy huelga no significa en absoluto que sean menos defensoras o estén menos comprometidas con los derechos de las mujeres». De hecho su postura, la de trabajar como cualquier otra jornada en el Día de la Mujer Trabajadora y su decisión de no secundar la huelga feminista parte de su sentido de la responsabilidad: «Tengo el honor de ocupar un puesto de tanta responsabilidad que no se me ocurre una manera mejor de poner en valor nuestro papel en la sociedad que trabajando».

Ascensión Cerezo. Presidenta Asociación de Amas de Casa

«Llamar a no hacer las labores del hogar me parece una barbaridad»

La primera candidata a ocupar una concejalía en Madrid fue una ama de casa. Se llamaba Ascensión Sedeño y, el mismo año en que se presentó a las elecciones municipales, fundó la primera asociación de amas de casa del país. Más de medio siglo después y recogiendo el testigo de muchas que vinieron antes que ella, es de nuevo una Ascensión la que hoy «lucha trabajando en favor de la mujer».

El ama de casa de hoy ha traspasado las fronteras del hogar para incorporarse al mundo laboral y sumergirse en un presente mentalmente más abierto y socialmente más integrador: «Es necesario actualizar nuestra imagen, ya no vivimos entre sartenes», afirma Ascensión Cerezo, presidenta de esta asociación con más de 2.100 asociadas entre las que hay «incluso, licenciadas». Pero por las que sigue siendo necesario pelear es por las que no han tenido otra ocupación: mujeres que carecen de una pensión de jubilación a pesar de haber trabajado una media de 40 años en sus viviendas y seguir haciéndolo después de cumplir los 65, mujeres que no quieren depender de una pensión de viudedad: «Yo misma estuve en el Congreso de los Diputados en 1999 reivindicando que las amas de casa queremos ser reconocidas como población activa y poder cotizar a la seguridad social», recuerda Ascensión. Por todo, ella dice creer en la manifestación, pero no en la huelga: «Mi rutina en el 8-M no puede cambiar, prepararé la comida a mi marido y haré las camas, porque la familia es sagrada y la casa hay que atenderla; llamar a no hacer las labores del hogar me parece una barbaridad: hay que trabajar y hay que manifestarse».

Esperanza Zagalaz. Directora del CEIP Aragóm

«Si hoy no damos clase perjudicamos a las familias que nos confían a sus hijos»

Esperanza Zagalaz es directora del Colegio Público de Educación Infantil y Primaria Aragón, de Vicálvaro, desde hace doce años. Asegura que en su centro educativo no existe desigualdad: «Enseñamos para todos y todas como personas iguales, sin diferencia de sexo, raza o credo». Tampoco en su sector hay, dice, diferencia. En la enseñanza las mujeres son mayoría, «los sueldos son iguales, las vacaciones, los permisos... igual para hombres y mujeres», añade esta directora que hace suya la frase del Real Decreto 126/2014 que establece el currículo de Primaria y pide al profesorado que aplique «valores que fomenten la igualdad efectiva entre hombres y mujeres y la prevención de la violencia por cualquier condición o circunstancia personal o social». Para Zagalaz, que se encarga de la educación de 180 escolares en un centro en el que los niños son mayoría (en torno al 60%), el 8-M es un día para «recordar desde el respeto, por lo que en sí representa, un antes y un después en lo que se refiere a la valoración de la mujer, en la lucha por la igualdad». A pesar de esto no parará: «La huelga es para reivindicar y aquí no le encuentro sentido, somos un servicio público, si vamos a la huelga perjudicamos a las familias que nos confían a sus hijos. Nuestro trabajo implica una gran responsabilidad y debemos ser consecuentes». Indica que no cree que la huelga ayude a conseguir la igualdad. «Para eso hay que trabajar la tolerancia, desde el diálogo, el razonamiento, el sentido común..., intentar conseguir esa igualdad teniendo en cuenta que no somos iguales, no por hombres y mujeres sino como personas, no hay dos iguales», remata.