Comunidad de Madrid
Se busca gas radón en el metro
Los trabajos de detección de este elemento altamente cancerígeno durarán en torno a medio año.
Los trabajos de detección de este elemento altamente cancerígeno durarán en torno a medio año.
Tras cuatro años de presiones venidas desde fuerzas sindicales y –las que más pesan– exigidas por la normativa europea, Metro Madrid iniciará el próximo miércoles 16 nuevas mediciones de gas radón en sus instalaciones. La última vez que se llevaron a cabo fue en 2001, aunque desde CC OO insisten en que a ellos nunca se les notificó: «Ni tenemos constancia de que se llevaran a cabo ni somos conocedores de sus resultados», alegan fuentes directas de la organización; por su parte, Metro asegura que el estudio se hizo, pero que los datos obtenidos no están «a mano» dado que han transcurrido ya 17 años. Sea como sea, lo cierto es que parece demasiado tiempo sin llevar un control de este gas en las instalaciones del suburbano, máxime si tenemos en cuenta tres factores: en primer lugar, el cambio en 2012 de la legislación vigente al respecto, de manera que el límite legal de cantidad de radón por metro cúbico pasó de los 600 becquerelios (Bq) –unidad que mide la actividad radiactiva– a exactamente la mitad; en segundo lugar, la demanda hecha por CCOO en 2014, que no obtuvo sus frutos; y para terminar, que a principios de este año la normativa europea estableciera la obligatoriedad de redactar un plan de actuación nacional dentro de esta materia. Por todo y tras el requerimiento del Consejo de Seguridad Nuclear y, también, de Inspección de Trabajo, esta semana que entra se pondrá en marcha el seguimiento del gas radón en el subsuelo de la ciudad.
Pero, ¿qué es el gas radón y por qué nos preocupa? El radón es un gas natural presente especialmente en paisajes de roca granítica, «como es, en el caso de la Comunidad de Madrid, la Sierra de Guadarrama», explica José María Ordóñez, técnico en salud pública en la región. Su densidad es mayor que la del aire, lo que lo convierte en un gas pesado, lo que quiere decir que, en determinadas construcciones en las que se han utilizado materiales rocosos con gas radón, éste caerá hasta alcanzar superficies en las que podría entrar en contacto con las personas que viven o trabajan en dichas edificaciones. La razón por la que nos preocupa: es la segunda causa de cáncer de pulmón, sólo después del tabaco.
Las mediciones durarán al rededor de seis meses, y consistirán, según explica CC OO en Metro, en la colocación de varias botellas en lugares estratégicos; el gas, al ser pesado, se irá depositando en los recipientes, lo que permitirá su análisis. Si en alguno de estos puntos se advierte una alta concentración de gas radón, se procederá a realizar una «toma exprés» utilizando un aspirador manual para confirmar los primeros resultado.
De todos modos, las expectativas son positivas: el subsuelo de Madrid no reúne condiciones para mayores alertas y ninguno de los estudios realizados hasta ahora han sido negativos.
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