Ayuntamiento de Madrid
Sin un parque en Barajas por «cortar orejas y rabos»
El torero Rafael Llorente, una institución en el antes municipio, se queda sin homenaje por los votos en contra de Ahora Madrid y PSOE
Lucía Llorente «no quiere reclamar» a estas alturas nada. Ya no hay vuelta atrás: las cosas han sido así, y así se van a quedar. Sólo quiere «que se sepa quién fue Rafael Llorente y, sobre todo, que defendió a su pueblo hasta la muerte».
En la calle Acuario del distrito de Barajas, frente al Centro de Día para Mayores, se sitúa un pequeño parque sin nombre. Todo parecía indicar que iba a ser bautizado como Parque de Rafael Llorente (1924-2009), nacido en el distrito madrileño, antaño municipio. Allí nos citamos con su hija, Lucía. Nos muestra algunas de las fotos más valiosas de su álbum familiar. Entre ellas, una en la que Rafael posa junto con Manolete, que le apadrinó cuando tomó la alternativa en la Monumental de Barcelona. Sin embargo, el parque no llevará finalmente su nombre. ¿El motivo? «No se merece el nombre de un parque alguien que ha cortado orejas y rabos», dijeron los concejales del distrito de Ahora Madrid.
Lucía Llorente «no quiere reclamar» a estas alturas nada. Ya no hay vuelta atrás: las cosas han sido así, y así se van a quedar. Sólo quiere «que se sepa quién fue Rafael Llorente y, sobre todo, que defendió a su pueblo hasta la muerte». La iniciativa de bautizar el parque con el nombre del torero fue a propuesta del PP, concretamente de su concejal Juan Antonio Peña Ochoa. Se votó el pasado 9 de mayo en la Junta Municipal de Barajas. Era el punto 11 del orden del día; hubo que esperar hasta las 20:30 para proceder a la votación. Lucía y su familia estaban presentes. PP y Ciudadanos votaron a favor. El PSOE, aunque más moderado que sus compañeros de Gobierno –en su opinión, bautizar el parque con el nombre de Rafael era «excesivo» y optaban más por poner una placa en su lugar de nacimiento–, acabó votando en contra. Ahora Madrid dio la puntilla a la proposición e hizo lo propio. En número de concejales empataban, pero el partido de Manuela Carmena, al ser el que gobierna, tiene voto de calidad en estas situaciones.
«La abstención del PSOE hubiera bastado para sacar adelante la iniciativa. El discurso de Ahora Madrid fue incendiario. Nos duele que se haya denegado este reconocimiento por sectarismo», afirma a este diario Peña. Sí, la mención a «las orejas y rabos» cortados por Rafael y que se escuchó en el pleno de la Junta. Porque, «más allá de controversias por tratarse de un torero, queríamos reconocer a un vecino ilustre, cuya familia es muy querida, con mucho arraigo aquí, y que llevó el nombre de Barajas por toda España», añade el concejal. De hecho, el edil recuerda que, recientemente, se aprobaron dos nombres de emplazamientos en el distrito: a un alcalde republicano y a un concejal socialista. Y «no hubo ningún problema».
Rafael Llorente no sólo llevó el nombre de Barajas por España. «Mi padre viajó mucho a América. Cuando yo nací, en 1952, se encontraba seis meses fuera. Llevó a Barajas dentro y fuera de nuestras fronteras», relata Lucía, de 66 años, la tercera de los cuatro hijos que tuvo Llorente. Pero sobre todo, lo que la hija quiere que se sepa es todo lo que «económicamente» hizo el torero por Barajas. Con poco más de 30 años, en los años cincuenta, Rafael dejó los toros. Vivía en Madrid, pero le «tiraba» mucho su Barajas natal, por lo que se trasladó allí. Además era agricultor y ganadero, como muchos de los vecinos del distrito antes de que el aeropuerto fuera un referente nacional e internacional. «Fue presidente de la cámara agraria y favoreció a las familias que se dedicaban a la agricultura y a la ganadería. Hizo posible que todos contaran con tierras fértiles y hubiera, por igual, más posibilidades de cultivo», recuerda. Además, era directivo de la Hermandad de la Virgen de la Soledad y fue vicepresidente de la asociación Montepío de toreros.
Un detalle histórico: el padre de Rafael, Gumersindo Llorente, cedió parte de sus tierras para que se construyese el aeropuerto, allá por principios de los años treinta, «siempre que los vecinos de Barajas tuviesen un trato especial a la hora de incorporarse a trabajar» en aquella recién creada infraestructura. De hecho, tanto Gumersindo como su mujer, Fermina Sevillano, «cuentan con una avenida en la Colonia Llorente, en los aledaños del aeropuerto».
Lucía quiere que quede constancia de todo ello, sobre todo porque una de las cosas que adujeron desde Ahora Madrid era «que, aparte de matar animales, ¿qué había hecho Rafael Llorente social y económicamente por Barajas? Porque, entonces, también se podía dedicar un parque a cualquier albañil o fontanero que hubiera vivido allí». «La concejal me dijo que se consideraba antitaurina. Y me parece muy bien, que cada uno tenga su conciencia. Pero lo que hubo allí fueron descalificaciones a la persona, no al mundo del toro», afirma Lucía. Dicho esto, «todos esperábamos que se lo denegaran. Estaba dentro de lo que ellos pensaban».
Este episodio es el último que revela la desafección, jamás disimulada, de Ahora Madrid con el mundo taurino. Tanto a nivel local como regional. En Madrid, el partido de Carmena intentó cerrar la escuela de tauromaquia de Batán, aunque finalmente fue «indultada». Ahora Madrid también fue la única formación en votar en contra de declarar las fiestas de San Isidro, ahora vigentes, de interés general. Además, tal como adelantó LA RAZÓN, a los bares de Ventas se les denegó la posibilidad de servir bebidas en sus aledaños durante los festejos, lo que les acarreará miles de euros en multas. Por último, en la Comunidad, Podemos presentó la semana pasada una proposición de ley en la que se pedía que los niños no pudieran acceder a los ruedos, que se suprimieran los toros del horario protegido de televisión y el cierre de las escuelas de tauromaquia.
Los nombres que sí han tenido su homenaje
En apenas dos años, al menos tres nombres de personas vinculadas al distrito se han sometido a votación en la junta de Barajas con vistas a un homenaje póstumo. Sin embargo, el del torero Rafael Llorente es el único que no se ha llevado finalmente a cabo.
El último es bien reciente. El pasado 14 de abril, el Ayuntamiento inauguró el Jardín de Manuel Jiménez, el que fuera el último alcalde de Barajas durante la República: desde abril de 1931 a octubre de 1934; desde febrero de 1936 hasta julio de 1937, y de febrero a marzo de 1939. Durante su primer mandato, creó las Escuelas Nacionales y fomentó la construcción del cementerio municipal. Según informó el Ayuntamiento, gran parte de sus esfuerzos se centraron en lograr la escolarización de toda la población infantil, así como la alfabetización de la adulta. Detenido en la Huelga General de 1934, se reincorporó como alcalde tras el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936. Una vez finalizada la Guerra Civil, fue detenido y pasó dos años en prisión. Ya en libertad, retomó su profesión de jardinero. Falleció en Madrid en el año 1971.
En este caso, al contrario que en el protagonizado por Llorente, el Pleno del distrito de Barajas dio luz verde a la propuesta, que partió de la asociación Barajas BIC, en diciembre de 2016. Fue el pasado marzo cuando la Junta de Gobierno del Ayuntamiento aprobó la denominación a esta zona verde, situada en la plaza de Mercurio.
También en diciembre de 2016 salió adelante la propuesta de bautizar al futuro polideportivo del distrito con el nombre de Eugenio Morales. En este caso, se acordó con 13 votos a favor de los vocales de los Grupos Socialista y Ahora Madrid, ningún voto en contra y 11 abstenciones de los vocales de los Grupos Popular y Ciudadanos. Fallecido en noviembre de 2016, Morales, militante socialista, fue el primer concejal presidente de Barajas y «el hombre que puso en marcha y echó a andar Barajas como distrito independiente y mayor de edad», en palabras del PSOE.
Nacido en Valladolid, fue concejal del Ayuntamiento de Madrid durante 16 años. Como concejal delegado del Área de Circulación y Transportes del Ayuntamiento de Madrid, destacó por su apuesta por el Carril Bus en la ciudad. Asimismo, fue presidente de la Asociación Madrid Camina, que creó junto a otros grupos ecologistas. Sus últimas labores fueron en el Consejo de Administración del Consorcio Regional de Transportes de Madrid y en el Consejo Social de la Universidad Politécnica.
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